Ella sueña con dejar de pagar tal condena.
Se reconcilia, reconfigura las imágenes, se comporta como la primera vez. Rebosando colores cremosos, gira en torno y devuelve a unos ojos de espejo una alegría que rezuma nostalgia estival.
-Extraño tu sonrisa- suspira un aroma a uvas que da gusto.
El descubre sus manos, sigue el mapa, encuentra tesoros, los besa, los chupa, pero todo esto tras los arrabales de su frente. Ella cree que se equivoca, se confunde, se importuna, ¡siente que llora!
Finalmente, sorbe sus ganas de pasado y recoge sus gasas de reina desnuda dispuesta a afrontar este ahora.
El se despide torpemente, besa un olor que sabe a suyo, ella se distrae, deja caer sus pestañas entre la amalgama de rosas que había ido tomando en el camino, que huelen a regalo.
No llegarán a destinatario; ella suspirará una vez más por sus cabellos, a él le temblará la boca cuando pase cerca, el corazón le reclamará que le falta temple de atleta, ella se alejará mascando pétalos, irá a beber café, morderá el lápiz cuando estudie.
Él intenta ir seguro, pero se sabe torpe... ¿Por qué no se voltea? |