todas las veces que don Gregorio llegaba de viaje, afirmaba haber visto a Dios
entre pocas, cierta mañana que Herófilo, el joven elefante madrugó, mas por curiosidad de ver al Creador, que por acompañar a su anciano padre, a un paseo un día lo siguió
pasaron por el bosque de espinos y por más que se escuchaba la sinfonía, a Dios, el muchacho no lo veía
cerca de medio día, atravesaron el bosque de árboles gigantes donde se escuchaba millones de aves y cigarras cantantes, y al Creador, el joven tampoco lo oía
- ¿ dónde está Dios papá ? -, preguntó el joven, y aburrido se acostó bajo un árbol, esperando “el viejo” contestara y la tarde terminara
abrazando a su hijo y aceptándolo como el era ; - en sus obras -, inmediatamente contestó Don Gregorio, esperando el camino de regreso emprendiera,
feliz Dios, levantó la batuta y renacuajos, grillos, búhos y salamanquejas iniciaron el concierto de la noche
entonces, con sus ojos al cielo, su oído a la orquesta y su corazón saciado de alegría, el muchacho se levantó a continuar la travesía,
…. había visto al Creador en una estrella fugaz y no pensó en volver atrás
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