El amor no se busca, el amor no se obliga, el amor no se fuerza, simplemente nace y ya, se da o no se da.
Así como podemos elegir a nuestros amigos, no podemos elegir de quién nos enamoramos ni cuando lo hacemos y aunque a veces, sepamos que no es lo que mas nos conviene, simplemente nuestro corazón se lanza a ese gran mundo que es el amor sin hacer caso de lo que nuestra mente diga.
Es difícil tratar de comprender como nos podemos llegar a enamorar de alguien e incluso llegar a dar todo por una persona, pero dicen que esa es la magia del amor, del verdadero amor.
Aunque en este mundo, el verdadero amor es muy difícil de conseguir, porque nunca llegamos a ser felices por entero. Nadie puede decir que es completamente feliz en su vida, siempre tendremos un motivo, por pequeño que sea, para no estar por completo felices.
Sólo tenemos que aprender a saber valorar los momentos de grata felicidad que la vida nos presenta y atesorarlos como algo único en nosotros, y cuando nos sintamos tristes, ahondar en lo más profundo de nuestros pensamientos y volver a sacar esos lindos momentos que un día vivimos.
Así podremos darnos cuenta que, aunque existan días tristes, días en que pensamos que no merece la pena vivir, hemos tenido momentos tan lindos como los que guardamos en nuestro corazón y por esos y otros tantos que la vida nos regalará más adelante, merece la pena seguir luchando con fuerzas.
Siempre habrá un amor en nuestras vidas, siempre.
Ya sea un amor de madre, de padre, de hijo, de hermano, de amigo o de pareja, pero el amor es algo que siempre estará presente en nuestras vidas.
Está el amor de los padres, de esos seres que nos dieron la vida y quienes serían capaces de volver a darla si nos hiciera falta.
Está el amor de un hijo, ese amor que te envuelve de ternura y cariño cuando es pequeño, que te acompaña con su presencia a lo largo de la vida mientras va creciendo y que te llena de alegría y satisfacción cuando le ves hecho adulto y puedes darte cuenta del valor que tiene un simple gesto de afecto de su parte.
Está el amor de hermano, de ese hermano al que a veces casi no vemos en algún tiempo y con el que a veces discutimos por viejas rencillas del pasado, pero que sabemos que cuando necesitemos podemos tener a nuestro lado con solo pedírselo.
Está el amor de amigo, de ese amigo incondicional que te sabe valorar, comprender y ayudar cuando caes, cuando más necesitas una mano que te pueda levantar, un hombro donde llorar o simplemente alguien a quien contar como te sientes.
Está el amor de pareja, de sentirte amado y necesitado por alguien, de sentir que te falta el aire, que tu día sólo tiene nubes sin sol, si no le tienes a tu lado, pero que te hace estremecer con una sola mirada, que te hace latir aprisa tu corazón con una sola palabra o un gesto de su parte.
Siempre habrá un amor en nuestras vidas, siempre
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