Cada día que pasaba me esmeraba en ser más precavido y meticuloso. Nada podía salir mal, no podía haber rastro alguno. Los vecinos del barrio me miraban de reojo y no decían nada, solo me veían pasar y medir. Ya casi todo estaba listo, solo faltaba el protagonista. Nada más que decir, ahi viene el infeliz. Solo me retiro unas 5 cuadras más allá para ver como todo estalla en pedazos a su alrededor. Incluyendo a los vecinos incautos
Texto agregado el 23-04-2010, y leído por 177 visitantes. (4 votos)