¿Escuchas aquel latir de nuestros corazones?
Es un duelo, ¿Quién ama mas al otro?
Una disputa a muerte, como los majestuosos tiempos de morir por amor,
Donde se sufría el dolor con un llanto, solo por un beso,
Donde se compraba la felicidad a precio de lágrimas, más preciosas que todas las joyas de un rey.

El susurro de mis palabras a tu oído y de un beso silencioso que te cuenta una eternidad de amor sufrido, y tus ojos me inspiran el valor de batallar con el mundo entero, solo para lograr una sonrisa de alegría en tu corazón.
No vivo por vivir, y mi muerte solo significaría mi fracaso de amarte, o quizás, mi mayor muestra de afecto hacia ti, y más me vale creer que también me amas, de lo contrario, he nacido en vano…
Mi bella doncella, iluminas mi vida, me das fuerza para no bajar mi espada en la batalla, a seguir ante la adversidad, y no rendirme ante los males de mis enemigos.

Oh, cuéntame otra historia en que vivimos felices, dime como sería nuestra vida.
El dulce placer de tenerte a mi lado.
Y La eternidad de juntar nuestras manos no será solo un sueño.
Tus labios se enfrentan a los míos, tibios y temblorosos, tus ojos cerrados y una respiración pausada en contraste al latir de tu corazón.
Un beso… como nunca, un beso, el más especial de todos, anuncia el fin de nuestro castillo, y el comienzo de otro.

Tus suaves cabellos rozan mi rostro
Y siento tu delicada respiración cerca de mi boca.
Rodeas mi cuello con tus brazos, y la suavidad de tu piel me hipnotiza.
El rubor sube a tus mejillas
¿Por qué nos amamos tanto?

Es la pregunta que pensamos, pero no nos atrevemos a decir, pues nos asusta deprimirnos con las necedades de quienes nos envidian.
Las estrellas nos observan, tales luceros benditos por la gracia de Dios, quien nos unió en Santidad.
La majestad de tu alma habla a la mía, propinando una poesía, y se enciende el fuego en nuestro corazón, pues somos uno, y nos amamos en el amor.
Somos jóvenes, unidos por el amor, casados por amor, viviendo el amor y somos uno y uno en dos y a la vez lo contrario en nuestra creación.
Y solo te expreso mi sentir, por mandato de Dios, El sabe que te amo.

Beso tu cuello y ríes, susurro otra poesía y lloras, seco tus lagrimas y me besas, una y otra vez y yo soy feliz… ¿tu?

Sumidos en nuestra vida, extasiados en el amor, encerrados en nuestra poesía, en la alegría de tenernos.

Mi vida, mi princesa, soy tu caballero, he venido a buscar tu felicidad, no te dejaré en los problemas, te amaré en la adversidad, te defenderé con mi vida, compartiré mi alegría, y juntos moriremos en el final de esta historia, en busca de nuestra paz…