Como duele el amor,
tu ausencia, y mi desvarío,
hiere como el vacío
de tu boca y tu calor.
Quizá el destino, traidor,
ríe al presenciar el llanto
de mi alma, que de soportar tanto,
siente que perdió el valor.
Y triste, mi corazón,
siente volver el temor
de saberse herido de muerte,
al no conseguir tenerte.
Duele la sequía, la distancia,
extrañar lo que nunca se tuvo,
y desear convertirse en uno
mientras agoniza la esperanza.
Lejos, desde mi cielo
te escribo con el anhelo
de que mi voz llegue a ti,
porque a tu amor me rendí.
Porque estás en mi, te siento,
en cada paso del camino,
hasta en el aire que respiro,
y va quemándome dentro.
Y te amo, aunque me duela,
aunque a veces ataque el miedo,
es tu amor hoy mi consuelo
y tu mirar mi quimera.
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