Mirá vos, pobre santa. Y bueno, así como tu jermu tiene este problema de no tener mamas, habrá gente que se queja de lo contrario, Camilo. No, minas las habrá, pero yo me refiero a tipos. Tipos, Camilo, tipos con tetas. No me jodás, yo conozco muchos. Hombres con glándulas mamarias, así como te lo digo. Y bueno, un castigo de la naturaleza. Vos y yo estamos acá pescando unos surubises y no sabés si en otra vida no nos pasó algo como esto, eh, no sabés. Mirá, tengo visto un muchacho que se la daba de intelectual y deportista a la vez, siempre hay que tener ojo con esos. Muy limpio él, muy educado, salía con un camión, ma qué camión, un avión de mina, Camilo. No, no, terrible perra la mina de este tipo. Resulta que la minusa un día lo deja y qué me decís: el tipo entra a engordar. Te engorda como treinta kilos el hijo de puta, por la depresión, imaginate. Y pero ponete en el lugar, haceme el favor. Es tremendo que te deje una mina así, vos no sabés lo que era. Carola se llamaba, mirá, me acuerdo el nombre de ella que nunca me habló, y del tipo éste no. Seré jeropa, qué le voy a hacer. Cuestión que te digo que era deportista. El tipo se pone las pilas y baja esos treinta kilos en un mes. Sí, un prócer. Pero podés creer que le quedan flor de tetas al tipo, decime, ¿podés creer? Es un castigo, como si la turra le hubiera dejado una maldición para que se acordara de sus gomas para toda la vida. No, no, terrible es decir poco, Camilo. Y qué sé yo, se lo habrá tomado a su manera, cada cual. Me enteré hace poco de que anda escribiendo poesía. Tetón y poeta, como para no cagarnos de risa. La crueldad de la vida, te das cuenta. No somos nada. A ver, sabés qué, pasame el coso aquel que esto no da para más. Voy a cambiar la carnada. Esta lumbrí movediza, venga, venga con papá. La puta, ¿no te da culpa este momento a vos? Esto, pinchar a la lumbrí viva en el anzuelo. ¿No lo pensás? Mirá cómo se enrula de dolor la pobre. No tenés corazón, Camilito.