Suelta un pétalo, déjalo caer, que caiga al vacío, déjalo nacer
Húmedo, goteante, empapado en lágrimas celestiales
Rojos, azules y amarillos vuelan por el viento, déjalos caer
Písalos, aplástalos contra el asfalto, quémalos con la flama de tu amor, bébelos en aquel licor
Suelta otro pétalo, déjale vivir, encúmbralo en el viento, que naufrague en el amor.
Que sangre por la ira y la codicia del mundo en que nació, júzgale por las faltas del tallo que lo engendró
Toma esta rosa, deshójala con fervor, que se alimente con la fuerza del sol
Ahora sangra tú, ahora, clava en tu mano el dolor, que sus espinas sean un recuerdo de la pasión que te traicionó
Toma esta rosa, ¡quémala!, hazla incienso, que alimente tu calor, mártir del amor, mártir del terror.
Suelta el pétalo, déjalo caer, planta esta semilla, plántala en el placer, dale este veneno, intoxícale al nacer, riégale con caricias, para que su muerte no pueda ver
Toma estos pétalos, déjalos caer, en mar y cielo revoloteen, que a otro lugar se vayan a padecer…
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