¡¡¡Qué maravilloso día, pleno de luz, las flores aroman el aire, la tierra huele a lluvia fresca, vuelan colibríes entre las matas coloridas , la brisa arrulla las hojas de los sauces,y mi alma, no muy inclinada a esos detalles, se agita por tantas maravillas que la naturaleza nos regala!!!
Por el sendero dos niñas jóvencísimas caminan sonriendo van a encontrarse con ellos, allí cerca de los naranjos, nevados por los blancos azahares.Ríen y en sus rostros la felicidad da brillo a sus dulces ojos, pinta de arrebol sus mejillas y hace latir sus corazones, de tal manera que parecen caballos desbocados, por sus bríos y su sentir.
Allí van camino al amor, y sueñan y sueñan, el mundo no existe, sólo ellos, los dueños de sus alocados corazones, de sus vidas, de sus ilusiones.
Y desde mi escondite, voy viendo y escuchando todo…
Ganarán tiempo cruzando por los olivares, para tomar el atajo que los lleve hasta el río. Pero se los impediré, ya mismo trato de adelantarme corriendo, sin ser visto, y cuando me plante frente a ellos, me miren y reconozcan, sabrán que sus vidas han cambiado para siempre.
Mirlos bebiendo
Naranjos y olivares
Senda de tierra.
Este relato es un haibun, prosa con un haiku al final, pertenece a la literatura japonesa. |