Trace en una hoja una línea horizontal, de un color distinto al acostumbrado.

Dos centímetros más abajo, trace una línea paralela a la anterior, con otro color no acostumbrado.

Deténgase un minuto a mirar ambas líneas y diferenciarlas por sus color.

Analice el espacio que entre ambas existe.

Tome un lápiz de su color acostumbrado, azul, negro, rojo (los más osados), verde (los exóticos y “pinta monos”).

Escriba en el espacio dejado entre ambas líneas, una frase típica de silabario: “El perro de Anita come chuchoca”.

Ahora tome distancia de la hoja y mire detenidamente todo lo escrito. Mire la línea superior y luego la inferior, y luego la frase escrita.

Ahora razone de la siguiente forma:
Piense en los colores de ambas líneas y como podrían relacionarse, o piense en que tan derechas quedaron las líneas, o que en las instrucciones no dice que tan largas deberían ser las líneas y la frase se le escapó hacia los lados.

Siga analizando las líneas y solo las líneas y se dará cuenta que no puede evitar recordar la frase y lo que dice.

A estas alturas usted supone dos cosas:
Ana es una niña pequeña
El perro come lo que le den.

Usted está aprendiendo a “leer entre líneas”.

100310 10:16