Sus ojos inyectados de sangre hacían que ella le temiese aun más. Un temor que la paralizaba al punto de no poder luchar por su vida. El, al que una vez amo como a nadie, se convirtió en el monstruo que siempre supo llevaba dentro. Y cuchillo en mano tomo a la fuerza lo que en un tiempo fue suyo y ya no era, solo quería demostrar lo indemostrable, fue el ultimo suspiro de una relación que ya había muerto. Cada golpe laceraba el alma, cada palabra fría la hacia saber que el estaba decidido a acabar con su vida, con lagrimas en los ojos le gritaba que la amaba al mismo tiempo que tomaba su cuello y la dejaba sin aire, ella pedía por su vida, desesperada, cedía a sus demandas, una mas inaceptable que otra. El le relataba, con voz de ultratumba, como iba a terminar con su vida. Ya no le quedaban fuerzas para seguir la agonía, y así, decidió cerrar sus ojos para recordar los años de felicidad, los que se convirtieron poco a poco, en un viaje a la desdicha, a la agonía de una relación que se estanco, a la que el nunca se enfrento, solo al final cuando la supo perdida, su desesperación lo enloqueció, al punto de quitarle la vida al ser que más amaba.
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