En mi corta estadía en Londres cada día pasé por la estación del subway "Old Street", tan vieja como suena, la entrada era una rampa muy roñosa y sucia que todo el mundo evitaba tocar.

Justo en la parte mas baja de la rampa, cada día una señora pedía dinero sentada en el piso, cada día sin decir nada, cada día en la misma posición y con la mirada perdida en el horizonte de la misma manera.

Las pocas veces que tenía algunas monedas se las daba, pero me sorprendía lo inmóvil que estaba siempre...algunas mañanas incluso llegué a pensar que podría estar enferma. Como no quise molestarla, un día me acerqué al guardia de la estación y le pregunté si sabía algo de la señora que estaba todos los dias ahi...Si sabía como se llamaba, donde dormía o algo...El guardia me miró extrañado y me dijo "Le ha estado dando dinero a la obra de arte moderno de la entrada??"...se dio media vuelta y con una actitud de extrañeza se alejó.

Voltié, volví a la entrada de la estación...Metí una moneda en el vasito y la obra de arte moderno no movió un músculo, pero sí cambió su mirada perdida por una de agradecimiento infinito.