“La vida cobra sentido
cuando se hace de ella
una aspiración
a no renunciar a nada.”
(José Ortega Y Gasset)


Hoy en día el bombardeo constate de propagada televisiva, por radio y en las calles hacen del hombre un ser robotizado repleto de ideas ajenas que no vale la pena para una vida feliz y en plena libertad.

Ahora los seres humanos son menos humanos, menos espirituales y muy materiales; preocupados sólo en el reflejo, y “el que dirán”, enfocando toda o gran parte de su atención en cosas que remotamente no tenían ni pizca de ser vistas. Imaginemos por un momento que el mundo aún no ha sido industrializado; en este caso no habría propaganda, ni muchas cosas materiales, es decir, habría menos preocupaciones en este ámbito y cabrían más preocupaciones espirituales y humanas, ¿será cierto y posible que el hombre se enfoque en sí mismo, o buscaría otras cosas en que entretenerse y entonces tarde o temprano las industrias invadirán su pensamiento?

Se habla de un vacío existencial. De que la humanidad más que ser un grupo es un conjunto de individuos ensimismados en su mundo y en sus problemas que irónicamente los deja vacíos. Un vacío que se intenta llenar con dinero, ropa, autos, cocteles, comida y sin embargo sigue sin fondo. La pregunta es ¿cómo llenar el vacío?

La respuesta concreta nos lleva a la búsqueda de un sentido, de un por qué y para qué vivir. Es distinto que por ejemplo un hombre trabaje para darle lo mejor a su familia, que el trabajo sea su vida, a un hombre que vive por su familia y les de calidad y tiempo de vida a un status social y económico elevado; con esto no me refiero a que al no trabajar la vida tiene sentido sino al enfoque correcto de este sentido.

Cómo no va a haber vacuidad en el mundo si nos dan todo, si no buscamos nada, si para el dolor hay chochos, si para la búsqueda de identidad hay estereotipos, si para cocinar hay microondas. La tecnología os facilita tanto la vida que no me sorprendería encontrar ventas y ofertas en línea de “un sentido de vida adecuado a tus necesidades”. Es verdad que “el que busca encuentra”, si nos referimos a encontrar un sentido, éste puede ser momentáneo y entonces habrá que buscar otro. Cuando en la vida se carece de un sentido, entonces no se vive, se sobrevive, y se sobrevive por mera cobardía de no acabar con la vida. No me refiero a que el suicidio sea la mejor salida, sino a que a “intentar” la muerte, se obtiene un sentido que no se agota. Es entonces el sentido del sufrimiento el que nos empuja a encontrar un sentido de vida según Frankl.

Tenemos infinidad de ejemplos, el más claro y gráfico que se me ocurre es la historia de “Verónika decide morir” la chica en plena juventud decide que ya hizo todo lo que en su vida tenía que hacer, buscó su sentido y lo encontró, por lo tanto decidió morir; no lo consiguió, lo que sí consiguió fue hallar el sentido real de su vida.

El ser humano por múltiples experiencias, al encontrarse sin el último recurso para sobrevivir, estando al borde de su vida y a pesar de tener una naturaleza (aprendida) destructora; por el fabuloso instinto, busca un sentido de vida sea cual sea, bueno o malo al ser calificado por otros; verdadero o falso con el paso del tiempo; pero por el instante, lo ayuda a salir del aprieto; se vuelve su sentido, su salvación, en algunos casos incluso su trascendencia.
Los eventos traumáticos, agresivos, fríos y desprovistos de esperanza marcan la vida de la persona que lo sufre y cambian de manera total su percepción visual y sentimental de las cosas y de los otros seres vivos, los hace vivir con pasión cada día.

El sentido de vida es que a pesar del mayor sufrimiento que una persona tenga, aprenda a sobrellevarlo, a amarlo y transformarlo en un bien para su vida. El darse por vencidos ante un “sufrimiento” no da un sentido de vida, refleja un vacío. Luchar por salir del sufrimiento es resultado del sentido de vida.

Viktor Frankl es un clarísimo ejemplo de que el “no puedo” no existe, el darse por vencido es irreal aún en las situaciones más difíciles. Resulta muy conveniente y sencillo decir siempre no puedo a no intentar algo, pero vale más aplicar un “se me dificulta” a tratar y morir sin haber luchado.

La psicología burdamente se define como la ciencia del alma, del espíritu y de la mente. A su vez se divide en infinidad de corrientes y teorías, Viktor Frankl, al vivir su apremiante situación y al encontrarse bajo una inigualable presión desarrollo la corriente conocida como logoterapia apoyado de sus estudios de neurología y psiquiatría.

La logoterapia es conocida como la 3° fuerza psicológica; se encontraba en desacuerdo al psicoanálisis por su visión reduccionista. Frankl desarrolló su teoría en los campos de concentración cuando le apareció un solo sentido: sobrevivir. Al sobrevivir él aprendió a vivir.

Bajo circunstancias similares, una persona que ama la vida y esta consciente de su inteligencia emocional, puede hallar sin mayor dificultad este sentido e incluso, sin saberlo, las mismas bases de la logoterapia: percepción positiva del mundo. Así se va de la mano la resolución de miles de problemas que acontecen al hombre cambiando un poco la perspectiva, adecuando las emociones y yendo hacia adelante.

La logoterapia se fundamenta de manera antropológica (libertad de voluntad), psicoterapeútica (voluntad de sentido) y filosófica (sentido de vida). Y en otras palabras no es más que el mero amor por la vida misma y por salir adelante.

Por otro lado, a decir verdad y por lo que conozco, la logoterapia es muy sencilla, de fácil manejo y aplicación de urgencia, como todo, tiene sus secretos que esos sí, no cualquiera los maneja. Lo más conveniente para una persona sin trastornos mayores que las neurosis coloquiales es mirar hacia adelante, siempre estar en la caza de objetivos, uno tras otro, sintiéndose fuerte sea cual sea la edad porque tiene responsabilidades y tareas que cumplir. Es vivir con el encabezado de logoterapia.

Como todo, cada corriente se defiende y se levanta de entre las otras; Frankl critica al psicoanálisis por no encarar al paciente y a Adler por creer que el paciente se reduce a la lucha del poder/inferioridad, por desgracia Freud, Adler y Frankl están muertos, sería interesante una mesa redonda entre los tres para observar sus posturas y escuchar sus críticas y defensas a cada corriente.

“Cada época tiene su neurosis y cada tiempo necesita su psicoterapia” así como cada paciente también, independientemente de la época necesita su psicoterapia.
Aunque la logoterapia sea lo de hoy “de la moda, lo que le acomoda”. Hay pacientes que necesitan otro método terapéutico, que se dan cuenta de una “intención paradójica” y no les funciona. Así como hay pacientes a los que no les sirve de nada contar todo su pasado o etiquetarse con varios trastornos. Lo importante de todo el asunto es resolver su conflicto.

Apoyo la moción de que una psicoterapia integral es la mejor opción para un paciente. Lo recomendable es no casarse con una corriente por más que sea atractiva, conocer toda, fundirlas, emplearlas acorde a los pacientes aptos para unas y otras.

El asunto entonces de la vida, en terapia, y en general, es buscar con pasión el sentido que nos mueve, que nos levanta cada día. No desesperar en encontrarlo pero siempre tratar de acercarse a él, desprenderse del yo, de todo lo material y lo que no deja ser libre, lo bueno y lo malo, para así quedar en esencia (su géneris), logos; se verán cualidades y detalles y con el tiempo trascender y lograr un sentido en la vida.

“Lo que más se disfruta son los ensayos antes de la presentación final”