DIOS TE SALVE A MARIA, LA MUERTE Y CRISTINA


Aquella tarde que no era tarde, sino, un ave gris que volaba sobre la noche. Las nubes lloraban y el aire se expiraba, era rara. Pero confortable, doblaste por la esquina

- La vi, a ella. Rotunda belleza que en mis ojos se reflejaba. Los míos no, los suyos eran dos pelotitas que revoloteaban en mi cabeza. Mientras reposaba y admiraba sus sensibles labios, que brillaban sobre el reflejo del mar.

Pero solo imaginaste verla, es que aquel cielo gris no era un ave gris ni tampoco una codondriz.
Sino un desierto tan tan denso que la ilusión era motriz.

-Solo quise llegar a la otra esquina y escaparme de aquel desierto. Al llegar, el cielo no paraba de llorar.

Ya pisando realidad viste los cascos disparando y matando sin piedad, a toda tu beldad

- Crucé a mano izquierda pero no alcancé. Y con los ojos bajo el sol despertarè.


Hoy si lloras el cielo también, y aun no entiendes porque

- En el suelo vi un papel, con la incertidumbre de saber que es, me agache y lo levante.


Hoy tiras el papel sin saber a quien.

- Nro2 : Uy un papel, del cielo cayo ¿será un mensaje de dios?


¿Solo así será?. ¿Habrá que volar para junto a ella poder estar?.

O caerán miles de papeles con su nombre de publicidad.

- ¿Qué dirán realidad, o libertad?
- Nunca aprendí a leer.