La ví sentada en la sala de espera, allí hacía un frío inmenso, dijeron que era uno de esos días en que la tierra se hacía escarcha. Y efectivamente, yo que acostumbrado a tal hielo, sentía que mis huesos se congelaban, y mis dedos azules no podían doblarse siquiera para tomar la taza de café.
Ella tenía una mirada calma, era como si el espectro de almas en aquél lugar fueran dulces melodías que giraban alrededor.... Levantó la mirada y casi al instante se levantó, paseó por la sala y como si fuera llevada por una fuerza oculta, se dirigió a la puerta número tres. abrió, y un resplandor surgió de allí.
Parecía que aquello sólo lo había visto yo, porque nadie de los que allí estaban dieron cuenta del hecho. La puerta se cerró y mis oídos percibieron sonidos lejanos y monótonos. Mi curiosidad fue creciendo y mi mente navegaba en tantos lugares desconocidos que nunca pude centrar un pensamiento para descifrar aquello que quizá estaba pasando.. me acerqué a la puerta, los sonidos eran más y más intensos... no pude resistir... y entré.
Un calor inmenso se apoderó de mi cuerpo, una luz destellante golpeaba mis pupilas y dos sombras se fueron apoderando de mis ojos. Allí estaba ella, haciendo el amor.
Esto es de fantasía, traté de despertar de aquel espectáculo, de esta quimera, de este sueño rotundo... porque ví que su amante era un ¡AVE!... no me pregunten cual, sólo ví sus alas despplegadas de lado a lado... ambos cuerpos tan distintos y tan perfectos para su propia naturaleza estaban allí, centrados en un movimiento permanente, los sonidos fueron nítidos, no pasó un segundo... y los cuerpos comenzaron a fusionarse en uno solo. No dieron cuenta de mi presencia, o quizá quisieron publicar en mi memoria tal evento, no lo sé... Sólo puedo decir, que la incandescencia se fue aletargando, los sonidos se fueron disipando y los cuerpos fueron a partir de ese momento, uno solo... ya no sé decir, si "eso" o ella... tan sólo unas alas albinas gigantes, métricas incalculables se abrieron fugaces, y en un momento, éste cuerpo alado, enriquecido por la belleza de su cara, y armado por potente musculatora de la tal ave, giró y me miró. Sentí las sensaciones jamás experimentadas antes y por consiguiente nunca serán explicables, porque aquellas palabras no existen para tal descripción. La ventana voló y la muralla cayó de aquel décimo piso, desapareciendo en el infinito... ella emprendió el vuelo, libre y bella, como eran sus ojos, transparentaba el infinito, y sus alas cada vez más pequeñas al alejarse reflectaban más y más su blanca belleza, hasta convertirse en un punto de luz... quisiera, tal como ella, volar al amanecer.
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