Tierno, pero con la dureza necesaria como para partirlo poco a poco.
Su textura debe ser la adecuada, debe permanecer el tiempo suficiente en la boca, para poder saborear cada uno de los ingredientes que comienzan a aparecer diferenciándose bocado a mordida.
Al principio se siente un único y sabroso sabor especial, que igualmente esconde tras de si, tesoros gustativos inimaginables. No debe estar ni muy caliente, que no se deje comer, ni que haya dejado de humear, aunque si es un bocado, que se ha esperado probar por mucho tiempo, y se ha puesto esmero y pasión en la búsqueda del momento oportuno, y se han seleccionado los ingredientes cuidadosamente para que la perfección verdaderamente esté presente en él, entonces, si vale la pena servirlo a altas temperaturas, porque lo que provocará es un poco más de tentación al tenerlo frente a nuestros ojos y así tener que esperar un poco más, generando mucho más deseo. Deseo que se hace agua a la boca,agua que sabe a perfección deseada.
El lugar dónde comer dicha delicia, también juega un papel primordial como para que éste manjar sea recordado por los días de los días. |