Es sencillo dilucidar que cuando escribo la mano que lo hace lleva en su sangre la tinta roja que provoca acaso en los sitios de la mente cambios químicos tan estimulantes. Por eso el otro yo al conjuro de las mágicas palabras disuelve la realidad y deja soñar. Permite usar las alas de ángel ficticio y provisorio.
Texto agregado el 14-04-2010, y leído por 353 visitantes. (5 votos)