Sumergido en el inmenso y negro sofá, intento mediante lápiz, papel y vaso en mano, recordar después de tanto tiempo aquel momento. El vidrio deja atravesar la implacable luz de la luna que alcanza para recorrer los renglones.
No puedo y no quiero sacar de mi cabeza cuando aquella clara noche de un deshojado otoño, envolvió el momento tan deseado de tu primera vez.
Mientras la brisa hacía temblar las desnudas ramas y mis besos erizaban tu piel, la luna ya casi crecida sonreía.
Los minutos y las caricias avanzaban muy lentamente mientras tus cerrados y delineados párpados parecían desear la salida del sol. De repente tu ansiedad por lo desconocido susurraba que no amanezca.
Te sentías segura tomando mi espalda como el timón de un barco sin importar la tempestad y te dejabas llevar como una pequeña ola en medio del inmenso mar de emociones.
Siempre llevaré guardado en mi corazón la suavidad de tu piel y los innumerables latidos que parecían salirse de tu pecho. Siempre darán vueltas en mi cabeza tu sonrisa, tu lunar y el temblor de tus piernas.
Ahora estamos lejos. Ha pasado mucho tiempo y me pregunto si aun me recuerdas.
La bocina de un automóvil me distrae y mientras los hielos rozan mi nariz me incorporo bruscamente hacia la ventana. Es ella. Mis pulsaciones estallan pero siento que me falta el aire.
Miro fijamente la brillante luna de otoño y antes de que mi esposa abra la puerta murmuro…te extraño.
Texto agregado el 13-04-2010, y leído por 205
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Lectores Opinan
03-05-2010
me gusta la forma en que la recordas. no todos los hombres somo detallistas kapo08
03-05-2010
muy bueno loco ! me parece que te enamoraste y la dejaste ir. kapo08
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