Se está advirtiendo al recorrer las calles de la ciudad, una cantidad creciente de locales vacíos, satisfaciendo a los agoreros de las crisis y generando inmediatas críticas hacia las políticas económicas del actual gobierno. Sin embargo, sería interesante ahondar más, antes de arrojar culpas, sobre la real situación y los motivos del cierre de negocios, hecho de por sí objetivamente cierto.
Un negocio cierra porque no obtiene las ganancias que busca su propietario o sea, que su ecuación de ingresos menos egresos sea lo suficientemente positiva para su subsistencia y sus expectativas de crecimiento. Identificamos por lo tanto tres factores básicos que pueden provocar, por sí o en su conjunto, la decisión de cierre.
En primer lugar la magnitud de los ingresos. Habrá el propietario del negocio sobredimensionado el mercado y, consecuentemente, sus expectativas de ingresos? Este hecho es mucho más común de lo que suponemos. Solemos incurrir en errores de sobredimensionamiento, creemos que los clientes llegarán a nosotros fácilmente, a veces tener en cuenta nuestros competidores cercanos; también nuestro ego nos lleva a pensar en que contamos con algo mejor, algo diferente, algo especial para ofrecer, que luego resulta igual de mejor, de diferente y de especial que nuestros competidores o creemos que será fácil trabajar a la sombra de un competidor grande, recogiendo aquello que el supuestamente desprecia y a nosotros nos sirve. Estos errores merecerían toda una nota para analizarlos por su complejidad y variedad, surgen de nuestra incapacidad para analizar fríamente el mercado y la situación.
En segundo lugar debemos considerar los egresos, los gastos de nuestro negocio. Asimismo ver cuando estos gastos crecen más rápidamente que nuestros ingresos, como está sucediendo actualmente con los alquileres de locales o como ha sucedido con salarios y cargas sociales. Al montar un negocio solemos no considerar todos los gastos, o su magnitud, o creer que los podemos controlar fácilmente y a veces hasta subestimar o desconocer regulaciones en cuanto a servicios, leyes sobre aspectos de seguridad, leyes laborales, leyes impositivas, etc.. Merece tenerse en cuenta también el exceso de gastos estructurales del negocio, aquellos casi independientes del nivel de ingresos y que, muchas veces, van creciendo por decisiones que no provienen de un análisis real de las cosas sino de expectativas personales generalmente subjetivas. Un buen ejemplo pueden resultar la incorporación de negocios adicionales dentro del actual o la prestación de un servicio que, pensamos, puede atraer más clientes para nuestra actividad principal.
Finalmente debemos considerar la utilidad que habrá de satisfacer al propietario del negocio. Decíamos debe garantizar su subsistencia pero también sus expectativas de crecimiento. Esto implica generar el dinero necesario para el nivel de vida pretendido, tanto para la compra de bienes como para los gastos corrientes. Si nuestro negocio genera un determinado nivel de ganancia, nuestra vida debería adecuarse al mismo. Sin embargo, suele suceder que pretendemos llevar un mejor nivel de vida, lo que implica que nos iremos consumiendo el capital del negocio, llevándolo necesariamente hacia situaciones difíciles que, de mantenerse, concluyen en el cierre. Buenos administradores de negocios no son siempre buenos administradores de su vida personal, solo pensémoslo y nos vendrán muchos nombres a la mente, o no?

Cuál es la realidad actual? Cuál es la razón porque cierran tantos negocios? Cuál es la razón por la que vemos tantos locales en alquiler? Como siempre, las respuestas no son unívocas. No es posible echarle la culpa de todo a un motivo único, a una situación especial o a un gobierno. Hoy por hoy, el aumento de los alquileres de los locales parece ser un aspecto determinante, sin duda alguna. Debemos pensar entonces que, la mayor valorización de las propiedades y las consecuentes expectativas de utilidad de sus propietarios lleva necesariamente a la crisis de los comercios?
Es cierto que los propietarios suelen también caer en un error de sobredimensionamiento, creer que sus propiedades valen más de lo que valen y poseer expectativas de ganancia demasiado altas. Quizás el tiempo lleve a un mayor equilibrio, pero este error lleva antes al problema que nos aqueja, aunque creo no es el único factor.
Los factores que enumeré antes son realmente importantes y, puede suceder que nuestros errores aún permitían un delicado equilibrio que la alteración de un factor, de mayor importancia relativa que otros, conduzca al desequilibrio económico del negocio. Es muy posible que, trabajando mucho y renegando, continuáramos con un negocio que no cubría nuestras expectativas por nuestra necesidad de seguir subsistiendo y, por una razón de verdadero peso, que todo lo que tenemos está adentro de ese negocio.
Hoy me asusta ver el crecimiento desenfrenado de ciertas zonas comerciales, como Palermo por ejemplo, y me pregunto, aquellos que apuestan a poner sus negocios pagando generalmente altos valores de alquiler, habrán hecho los deberes previos, habrán considerado los aspectos necesarios y armado sus presupuestos sobre bases reales, sin incurrir en los errores que antes enumeré? Contarán con el mínimo capital necesario para el inicio del negocio? Es de esperar que sí, a fin de no encontrarnos en los próximos meses y años con negocios que cierran a poco de empezar.
La razonabilidad de nuestros cálculos es base fundamental para el análisis de cualquier negocio. Los errores de sobreestimación o subestimación, son demasiado comunes, evitémoslos. Detengámonos un momento a revisar el marco legal, laboral e impositivo. Puede que si lo hacemos lleguemos a la conclusión que lo que queremos hacer no es un Negocio! Hagamos las cuentas las veces necesarias, pero no seamos testarudos.
A mí también me fue mal, y cuando hablo del tema de inmediato escucho estos comentarios: “a cuantos les pasó los mismo”, “en este país...”, “con estos gobiernos”, “en esa época cualquiera”. Yo tengo una primera respuesta: La verdad, yo me equivoqué.