Inicio / Cuenteros Locales / mibicivuela / y después me vienen a hablar de dios
Y en ese repartijo de panes
y de dientes, donde cada cual
con su justa mordida y su tajada
-no hablemos aquí de mieles y otros lujos-
rozaría la felicidad absoluta: panza llena
corazón contento -dicen-. Algo ha salido
irremediablemente mal.
Y no lo digo solamente al ver tanto tipo
lleno de miga y masacote, haciendo bolos
y tragando, atragantado en un hipo jocoso
y desdentado, con esa típica sonrisa de oreja
a oreja. De pura encía.
Sino, es este verme de pronto en el espejo,
ese brillo frío y fugaz, el ojo que mira ávidamente
todo su entorno. Y no sólo eso, también está
este retorcijo en el estómago -vacío-, las manos llenas
de polvo, y ni un sólo grano con que burlar el apetito.
Me miro nuevamente y pienso:
¿Cuánto faltará para que esta triple dentadura de tiburón
se canse del ayuno y ataque ferozmente al primero que se cruce? |
Texto agregado el 13-04-2010, y leído por 159
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