El brillo de la luz en mis ojos, la puerta del auto abrirse, un golpe en la cabeza, mi cuerpo caer; y luego la oscuridad...
La fría e inabarcable oscuridad, toda ella llena mi cuerpo, lo abarca, lo posee, lo viola; despide su asqueante olor, me dan ganas de vomitar, expulsar mis tripas por la boca y arrojárselas calientes en la cara; no tengo casa, ni la tendré; no soy escritor, ni lo seré; no tengo esposa, ni la tendré; no tengo hijos, ni los tendré; toda mi futura vida terminará acá, la oscuridad la merma, la apaga, la extingue por completo; tengo miedo karajo; pensar y que mis ideas se filtren por los orificios de la arpillera, que desnuden mi alma y mi cuerpo; ya no tengo padres, hermanos, amigos; nadie; el silencio que la oscuridad me impone es ilógico, insensato, trágico; deberé aguantar el dolor sin nombrar a nadie; tengo diecinueve años, los pantalones mojados, tengo miedo, mucho miedo.
Me bajan del auto, me dicen corré; se que es el fin, me quitan mis sueños, los colores; me quitan la vida, y después que...
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