Me provocas

Te leo y el deseo crece
como la hierbabuena de mi jardín.
Vas tejiendo las alas de mi imaginación.
Siento como cada palabra juguetea en mi garganta
para luego descender a mi estómago y de ahí al centro
de mi femineidad,
donde se envuelven de oscilaciones, ansias, temblores, contorsiones
se cubren de ti, de tu humedad ,de mi humedad.

¿Quién eres hombre extraño que provocas esta lujuria,
estos deseos inapelables de ser la mujer maldita de la ficción?
¿Por qué me derramo sobre ti sin mesura, con el juicio ceniciento,
perturbada, ávida, sintiéndote, sintiéndome con rotunda claridad?

A cada frase tuya sigue una caricia sobre la piel
que aunque cubierta, se desnuda siempre frente a ti
para concederte lo más íntimo de mí.

No te contengas, castiga mi sujeción, escríbeme,
traza tus apetitos
en mí.