Me tenían a prueba. Estaban esperando a ver en qué me caía para desecharme como opción. Y así pasaban los días, yo intentando demostrar que mis palabras, que mis actos, que mis pensamientos y sentimientos eran verdaderos, y ella esperando a ver el error o la incoherencia en alguno de estos.
Pasó el tiempo, y las cosas iban mejorando. Por su mente ya no corrían las dudas ni el temor del fracaso, estaba todo dispuesto a transformarse en lo que siempre había soñado. Tomó una decisión, aceptará su forma de ser con sus virtudes y defectos por que encontró la seguridad que necesitaba para expresar lo que sentía.
Estaba contenta, ansiosa y satisfecha por haber dejado atrás cada imperfección, cada sentimiento de temor para finalmente entregarse como había soñado tantas veces.
Se lo iba a decir, estaba todo preparado. Había un lugar y una hora para dicho encuentro. Todo parecía confabularse para que las cosas resultaran de manera perfecta. Sus pensamientos de negatividad habían desaparecido y el universo conspiraba para reunirlos en un solo gesto sencillo de cariño, de amor.
Él se alegró con el encuentro y se preparó como nunca para ese día. Eligió su mejor atuendo y despidiéndose de su familia partió en busca de la mujer de sus sueños.
Mientras tanto ella terminaba de peinar su cabello, se veía hermosa, se sentía hermosa y sentía que ese día sería feliz, que al fin iba a sonreír. No había dormido la noche pasada por los nervios, le encantaba su sonrisa y nada le preocupaba porque realmente se había conectado con él y con su alma. Comprendió que el miedo se podía acabar tan fácil. No había sido perfecta, pero nada le importaba, nadie le haría daño y todo lo que estaba atrás había desaparecido. Sus ojos brillaban y se llenaban de lágrimas, ya no de dolor si no de la felicidad de pensar que podía mirar hacia delante con entusiasmo. Sabía que su vida ya no sería más de dolor ni de fracaso, había conquistado el cielo y se sentía como un ángel. No para de reír, ya no existía nadie en su mundo que la frenara. Su mundo era feliz y él se encontraba a minutos de ser parte consciente de ese mundo.
Salió contenta, apresurada al encuentro de lo que había esperado por tanto tiempo, por lo que había dejado pasar tanto…
Sonó su celular; es él. Nerviosa le contesta y sólo escucha una voz agonizante que dice…perdóname, te amo.
Se quedó muda mientras una segunda voz al otro lado del teléfono le decía que él había sufrido un accidente, había fallecido mientrás se comunicaba con ella.
Sus últimas palabras, su último aliento agonizante fue para decirle a ella que la amaba, y ese perdón era porque sabía que no podría jamás darle todo lo que había soñado.
Por qué esperaste tanto tiempo…por qué no aprovechaste el momento, pudiste evitar esto. Sólo eso pasaba por su cabeza, mientras lentamente se desvanecía en el suelo, en el llanto descontrolado y en la rabia de haber perdido todo lo que deseaba, tan sólo por dejar pasar tanto y no aprovechar la oportunidad que le había dado la vida hace ya mucho tiempo.
|