hace tres días que no escribo nada. no sé por qué me siento así, debe de ser por la comida que me dan, o esa mujer que llega todas las noches a mi casa, siempre vestida de azul, y con esos cabellos largos y negros revueltos por cada parte de su vestido y cara... y que no dice nada. tan solo entra a la casa, me mira y coge cuanto pueda comer... se echa en el piso y empieza a bailar en esa especial posición... yo vivo solo desde que tengo uso de razón... y eso de abrir la puerta y dejar que entre cualquier persona, además de hacer cuanto se le ocurra, como esta mujer o ese hombre que entraba todas las tardes. sonreía de oreja a oreja, sacaba plátanos de sus bolsillos y se los comía una y otra vez, dejando las cáscaras tiradas por toda la casa, hasta que se encontró con un señor lleno de plátanos, caminando tras de él hasta nuestros días... nunca mas le he vuelto a ver... pero a esta mujer tan rara, la veo y siento ganas de bailar con ella... claro que siento deseos por ella, pues es muy hermosa, sobre todo cuando se le sube la ropa hasta mas arriba de sus calzones... me siento a su lado y la miro hasta que ella se queda dormida... veo que todas las luces de la calle están mas negras que la noche y me echo a su lado, hasta la mañana siguiente. abro los ojos, y, como siempre, no encuentro a nadie mas que a mis sueños... debo de estar mal, muy mal, aunque, eso de apreciar lo novedoso y raro todos los días es algo que me llena, sí, me llena bastante, pero no sé si es por la comida que me dan o esos momentos tan raros y que no me dejan escribir desde hace ya mas de tres de días…