El Niño Luz. El gran poder del más allá.

El niño se quedó mirando hacia dónde yacían los cadáveres de la deshonra.
Los murciélagos se paseaban por encima de sus despojos, tratando de encontrar algún pequeño reguero de sangre que pudiera quedar todavía.
El niño veía con horror el mal que había en aquellos cuerpos que ahora habían alcanzado su final, su final en este mundo.
Pero, ¿ qué sería de sus almas ?, ¿ Volverían de nuevo para seguir siendo la causa de la barbarie de aquellos que fueran sus presas en un futuro ?.
Por supuesto que sí, el infierno los enviará de nuevo contra los demás, para que el amor y la amistad queden otra vez huérfanas, para que todos los que estén unidos rompan sus cadenas, para que el mal y la muerte retornen a su lado, para que el ejército de la deshonra y el desasosiego vuelva a reinar de nuevo sobre todo ser viviente.
Su luz es poderosa y cruel, una luz que atrae con mucha fuerza, los que crean en ellos no vivirán demasiado, porque su propia alma, su propia energía, será consumida por el mal, por la oscuridad de la vanidad humana.
El niño cerró los ojos y puso sus manos abiertas frente a los cuerpos yacentes sobre el mármol del patio de aquél palacio.
Aquél niño era temido por los creyentes, era temido por los que se encontraban al margen de la ley de los hombres.
Los cuerpos estallaron bajo la presión de la energía emitida por el cerebro del niño, sus huesos saltaron en todas direcciones, sus cuerpos se desarmaron cómo si estuvieran construidos por astillas.
Los guardias miraban la escena horrorizados con ojos saltones.
Nunca antes habían visto actuar al niño de palacio con esa fuerza, con ese poder, algunos hicieron la señal de la cruz y se arrodillaron ante él.
El niño abrió sus ojos y observando el panorama que le rodeaba, comentó: "levantad de dónde estáis, sois mi guardia personal, lo que habeis visto hoy, es la luz del amor y del gran poder enviada desde el más allá para romper lo que quedaba del mal ante nosotros. Ellos volverán cuando todos lo hagamos de nuevo, tomarán otros cuerpos y no los reconocereis, pero Yó lo haré por vosotros mis amigos, Yó volveré de nuevo a destruirles una y otra vez".
Los guardias se levantaron lentamente y comenzaron a recoger los fragmentos de huesos que habían quedado esparcidos por todo el suelo.
El niño les detuvo diciéndoles: "dejad eso dónde está, el viento se lo llevará muy lejos, tan lejos que nunca más volvereis a verlo".
Cruzando sus brazos en el aire, invocó al viento, el cuál empezó a levantarse con una fuerza descomunal.
Los guardias se refugiaron, mientras los fragmentos de hueso eran elevados entre medias del Niño Luz volando hacía el infinito.
Cuando todo fué limpiado, el viento cesó y el Niño Luz bajando sus brazos dijo:" hoy se ha limpiado una minúscula parte del enemigo, mañana vendrán más, a algunos os harán caer, pero Yó os purificaré con mi energía para que no murais, tan sólo, para que volvaís conmigo a la luz de nuevo. Entrad conmigo ahora a palacio y tomad descanso, aún quedan muchos días de oscuridad que he de convertir en luz total" ...

"Dejad que me ocupe de las cosas de mi Padre, porque Yó estoy aquí para vosotros ...."

Escrito por Carlos Them

© Copyright Carlos Them 2010. Todos los Derechos Reservados. All Rights Reserved.