Mi dolor de cabeza aumentó solo un poco mientras descubría el hecho de que el pantano no era tan terrible como suelo verlo. Aún podía seguir las ruedas de los neumáticos. Casi siempre que las veo en mi mente se recrea el accidente según yo imagino pudo ser. Esta vez solo vi algo verde encantador. Como en aquellos cuentos que tanto amo, según podía leer de C. S. Lewis.
Mis ojos casi se cerraban, aún cuando la música que se oía en mi mente era una especie de hard core o numetal, justo en ese instante paso una ambulancia callada. “otra víctima más en la lista matutina de personas muertas”, eso fue lo que me vino a la mente. Otra persona atropellada que seguro intentaba ir al trabajo. Una sonrisa se escapo de mis labios y descubrí que estaba feliz, no porque no me doliera la muerte de otro hombre, sino que pensé cuan afortunada era por permanecer con vida.
La vida de los hombres poco a poco se está desvalorizando. Y es que somos tantos. A menudo mueren aquellos y los otros y lo transforman en una noticia maliciosa que a mí me produce repulsión y tristeza.
A menudo el pantano me trae eso a la mente, miles de personas muertas. Imágenes de gente desesperada porque agonizan. Pero esta vez yo solo veía algo hermoso. Un esplendor en verde. Cómo puedo amarlo tanto, que combinación de matices tan extraordinario. Un azul precioso que en realidad no era celeste, ni marino, sino un azul gris que en verdad me robó el aliento.
Y viniste a mi mente tú. Solía ser una idea que me ponía bastante melancólica y torturaba mi subconsciente. Pero en aquel tiempo solo eras un sueño. Era obvio, solo sentía que extrañaba algo que no existía y me hacía sentir idiota.
Recosté mi cabeza y suspiré hasta llenarme de esperanza. Tantas emociones que a una persona normal volverían loco, por eso existimos nosotros. Expresamos de tantas maneras todos esos sentimientos, de no hacerlo nos matarían, la intensidad es excesiva, pero nuestro talento también. Te recomiendo que cuando veas algo que te inspire tu propia muerte pienses que para esta vida no hay azares, cuando llegue tu tiempo estarás totalmente listo. Pero yo te ruego que te mantengas con vida. Si has perdido el deseo quiero que me recuerdes, yo lo hago a diario. Y esa idea de encontrarte me anima tanto, más ahora que estoy segura que existes.
Sabes, yo amo conocer personas como tú, más bien toparme con, ya que estoy segura que nos conocemos mejor que las personas que hablan. Nuestras almas hablan con fuerza. Cuanto tiempo podemos perder sin disfrutar esta vida, yo sé de eso. Conozco ese dolor al respirar, que es como si un nudo se hubiera hecho en el corazón.
Y en su momento todas esas imágenes como la ventana de un cuarto bajo la lluvia, el césped húmedo mientras nos echamos sobre él para jugar como niños, los parques inquietos donde ruedan pelotas, tú bien sabes de eso.
Mantente con vida, hasta el día de nuestro encuentro. Yo te motivo a que abras tus ojos, y me descubras, como yo te he descubierto.
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