30 de Noviembre de 2007
Vámonos del Planeta
...y asombrado escucho que la NASA tiene planes para enviar algunas personas a Marte, en un viaje de dos años y medio, con el fin de iniciar una colonización del Planeta Rojo.
Otros planes son la instalación de una Base en la Luna, con múltiples módulos que la harían autosuficiente.
Se da por sentado que los cultivos hidropónicos y aeropónicos, tendrán el éxito que no han logrado aquí en la Tierra, para alimentar a las valientes y temerarias tripulaciones de los primeros ingenios viajeros interplanetarios.
La hostilidad y la letalidad de las condiciones normales del espacio interplanetario, son dos elementos que estarán obrando en contra, durante toda la travesía.
Este extraordinario viaje hasta el más próximo y menos inhóspito de los planetas del Sistema Estelar, no promete cosas buenas.
La precariedad de los medios disponibles, el primitivismo tecnológico en que nos encontramos, y el bochornoso Caradurismo de los responsables administrativos de estos emprendimientos, que comprometen vidas ajenas, no dejan margen para un optimismo siquiera moderado.
Solamente la demencia puede justificar un emprendimiento con tan pocas posibilidades de éxito.
Entrar a la Nave Experimental para la realización del primer viaje interplanetario, es algo semejante a entrar en un potencial sarcófago, que surcará los espacios interplanetarios, con la esperanza de alcanzar el Planeta Marte, si todo marcha sobre rieles.
Una vez allá, los sobrevivientes, despertarán a la verdadera pesadilla: construir un hábitat que les permita mantenerse con vida, hasta la llegada de otro contingente de apoyo, para aumentar las posibilidades de éxito de una misión que a todas luces se presenta como un acto de locura.
El Hombre abandona su ecosistema superficial terreno, para encarar la conquista de Planetas que no figuran en su contrato primordial.
Ahora sabremos fehacientemente, si Dios existe, pues nadie, ni siquiera la Especie se verá beneficiado en un eventual abordaje exitoso e instalación de una colonia humana en Marte.
Esto tiene más la apariencia de un desafío a la Divinidad, que una aventura científica.
El negocio de las Armas, la industria Espacial, y el Narcotráfico, manejan la mayor parte de los recursos humanos.
Mientras la Industria Petrolera establece sus precios en base a rumores, catástrofes, y baja de las reservas de los principales consumidores, las tres anteriores crecen sin límites a la vista, y se alimentan de ideas descabelladas que demandan enormes inversiones, que pagan los que tienen poco, y van a parar siempre a los grandes bolsillos de los ejecutivos y técnicos que diseñan y fabrican ingenios de destrucción masiva, o naves ideales para fines específicos.
Nadie repara en que el Hombre, tal como todos los Seres Vivos, son objetos naturales, bioelementos de efímera existencia y envase descartable.
La Soberbia triunfa sobre el Raciocinio, y los Hombres amén de eternos, se creen autorizados a invadir los planetas vecinos.
Estamos avanzando sobre terrenos prohibidos.
La Tierra es nuestros hábitat, hemos nacido y crecido aquí, y estamos presos en este Planeta.
Salir de aquí, es como evadirse de una prisión.
Abandonar nuestra realidad, para adentrarse en el frío Cosmos, con miras de llegar a otro Astro, es dejar de lado nuestro espacio y nuestro tiempo, para adoptar otra ecuación de espacio tiempo.
La Naturaleza es cruel, y no acepta desafíos. Cada cosa en su lugar, y un lugar para cada cosa.
Sería más fácil construir ciudades submarinas o subterráneas, que cambiar de Planeta.
Pero para algunos es preferible enviar a una muerte segura a un grupo de Astronautas, con inversiones de retorno inmediato, que dedicarse a construir recintos submarinos o subterráneos, por si algún día alguien se interesa en ellos, como una alternativa de inversión a largo plazo.
Los emprendimientos son muy riesgosos, debido a los numerosos movimientos telúricos que azotan al Planeta periódicamente.
Cualquier construcción submarina sometida a altas presiones, ante una deformación de sus cimientos, se convertiría a la primera falla, en una tumba para sus habitantes.
Si no podemos controlar un hábitat que nos es ajeno, pero planetario, mucho menos podríamos controlar contingencias adversas en el más letal espacio interplanetario.
El Ser Humano, instalado en la superficie del Planeta, tiene como sustento inmediato, urgente e imprescindible, el contacto con la atmósfera del Astro.
El aire, con el elemento que hace posible la Vida: el Oxígeno, es el condicionante primordial.
La presión atmosférica al nivel del mar, es otra condicionante imprescindible.
El Agua debe ser ingerida periódicamente para no deshidratarnos, junto a proteínas, hidratos de carbono, azúcares, vitaminas y micro nutrientes que obtenemos de los alimentos.
El complejo mecanismo de la nutrición, se reduciría al mínimo, dada la escasa capacidad de carga de la Nave.
El destino del viaje interplanetario, por cierto no es el Paraíso, sino algo muy parecido al Infierno.
Dos años y medio de viaje, en un pequeño catafalco que será su casa habitación durante el trayecto, y deberá ser muy cuidada, pues tendrán que hacerla descender tan suavemente como puedan, para que no se dañe, ya que deberán vivir allí seguramente otro año, hasta construir un recinto estanco habitable, que será también Laboratorio para sintetizar, a partir de lo que encuentren, el combustible para el retorno.
Allí también deberán cultivar los vegetales que serán su alimento, y reciclar o sintetizar el agua de los elementos del ambiente.
Realmente una aventura que compromete seriamente la existencia de los viajeros, ya que de producirse inconvenientes, no es posible, fuera de mandarles consejos, prestarles una ayuda salvadora.
La Nave saldrá impulsada por cohetes que serán descartados en el camino.
Una vez alcanzada la velocidad máxima, los cohetes principales se separan de la Nave, y por el Principio de Inercia, continúa hacia Marte a una velocidad constante.
Los peligros que acechan en el espacio interplanetario, son muy pocos, ya que el Sistema Solar está estabilizado desde hace miles de millones de años, y los bólidos y asteroides que deambulan fuera de zonas previstas, están identificados y sólo quedan desprendimientos pequeños, aerolitos y piedras chicas disparadas a enormes velocidades, con potencial para destruir cualquier ingenio construido por el Hombre, con una probabilidad de colisión, en tan enormes espacios, que se torna despreciable.
Con posibilidades de colisión casi nulas, el diseño debe apuntar a los compartimientos estancos, con atmósfera, presión y temperatura, que permitan el mantenimiento de las condiciones vitales, y un mínimo confort interior.
A la llegada, una infraestructura que permita la construcción de un hábitat adecuado fuera de la Nave, con divisiones destinadas a Laboratorios para la preparación de combustible para el regreso, recitos para cultivos protegidos, comunicaciones, gimnasio, sanitarios, distracción y descanso.
Titánica tarea les espera a los primeros humanos que lleguen a Marte.
Luego de esa peripecia, difícilmente otros humanos estén dispuestos a viajar a otros Astros del Sistema.
¿Porqué no mandan Robots especialmente diseñados para el montaje y puesta en marcha de las instalaciones, que esperen a los viajeros en la puerta de los recintos, llave en mano?.
No existen fundamentos racionales, como serían pruebas de vida o existencia de agua superficial, para la realización de un viaje a Marte, fuera del enriquecimiento ilícito de Corporaciones y Empresas interesadas.
Yo digo, en medio de la precariedad de las aventuras humanas en el Cosmos, cuyo mayor logro es haber llegado a la Luna y volver, un viaje que representa un segundo Luz, dos segundos ida y vuelta, ese viaje no podría catalogarse como interplanetario, ya que ni siquiera se salió del sistema Tierra – Luna.
En realidad significó un alejamiento de la Tierra, hasta la mayor órbita lograda hasta ahora, que coincidió con la de la Luna.
Un logro impresionante de la Especie, con gastos astronómicos, que fue muy festejado, especialmente por los Inversores y las Corporaciones que intervinieron en la construcción del Cohete y la Nave.
Otro hito astronómico y casi cósmico: la Estación Espacial que orbita la Tierra en una crítica órbita de 380 Km. de altura.
Anteriormente se pusieron en órbita varios telescopios y satélites de comunicaciones, como el Hubble, Chandra, etc., y se lanzaron a travesías inciertas, una variedad de naves no tripuladas, automáticas, que fotografiaron Planetas del Sistema y sus Lunas, asteroides y cometas, enviando información hasta que colisionaron con los Astros o se alejaron tanto, que el Sol ya no pudo cargar sus baterías.
Los más lejanos aún se alejan de la Tierra, a unos 30.000 Kilómetros por hora y hoy se encuentran a algunas horas Luz, siendo que el sistema Solar se extiende hasta una distancia de un año Luz aproximadamente, según las últimas consideraciones, estos objetos jamás abandonarán el Sistema.
Así que si nos vamos del Planeta, ¿hacia donde iremos?: ningún Planeta del sistema es apto para la Vida humana.
Mejor quedémonos aquí, arreglando nuestra casa, y repartiendo mejor los recursos que Dios nos ha legado, para que los que penan no sean tantos, y el Hambre y la Enfermedad no se lleven tantas vidas humanas potencialmente útiles, y sumar esos cerebros a una planificación en beneficio de todas las Criaturas terrenas.
Esta es nuestra casa, el Creador nos ha instalado aquí, con prohibición expresa de abandonar el lugar.
Aunque las Escrituras no mencionan los viajes interplanetarios, porque ni siquiera a Dios se le hubiera ocurrido que el ambicioso Hombre que mataría a su hijo, osaría aventurarse en un abandono azaroso de su hábitat planetario.
Es deducible de la letalidad del Espacio, y la falta de destinos aptos para la Vida, que no estamos autorizados a irnos de casa.
La aventura Cósmica constituye una nueva forma de irreverencia por parte de una Criatura desafiante, burlona y necia, obstinada en desconocer las Escrituras, que prefiere tirar dinero al inaccesible Universo, antes que cumplir el Mandato del Señor.
Por eso el Dios se ha retirado, y no se manifiesta a través de Ángeles ni Profetas.
Porque a los Ángeles se les exigirían pruebas de Divinidad, y a los Profetas no se les permitiría abordar a las masas, volviendo a repetirse un Martirio ya conocido.
Las grandes aglomeraciones urbanas y las Megalópolis, están integradas por individuos que obedecen a un software básico, que les permite la supervivencia en medio de la Biomasa, ir al trabajo, trabajar, acatar las órdenes de sus Jefes, y regresar a su hogar, si es posible, una vez finalizado su horario laboral.
Agotados y abatidos, colman los vehículos de transporte a granel de personas.
El tiempo libre debe dedicarlo a su higiene, cocinar, comer, ordenar los utensilios, y tranquilizar su Espíritu, para tener un descanso apropiado.
Volcar el Pensamiento y la Idea hacia Dios, es una utopía, pues debemos planificar la siguiente jornada, para no cometer errores que comprometan nuestro lugar social, ni nuestra existencia.
El imprescindible Creador, va siendo olvidado y dejado de lado, por atender efímeras e intrascendentes situaciones reales.
Estamos parados delante de un pequeño árbol, y nos estamos perdiendo el paisaje del enorme monte que hay detrás.
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