¿Por qué te apagas?
¡por qué te escondes!

Me duele ver como te apagas, como esa luz de la lámpara.
Me recrimino por el consejo sin sentido que esboso.
Tus lagrimas me ahogan, tu mirada triza mi alma.

Enmudesco por tocar tu sien, y reniego tu marcha,
déjame cuídarte, y si pudiera yo consolar tu dolor,
si pudiera contener tu alma mientras te desarmas.

Ay amiga! me duele que te apagues,
como el incensario aquel que vivió glorias.

La vida es corta, el amor es sufrido y benigno,
el amor que se esconde a media noche,
y la mirada del que te ama no se ha dormnido,
como nosotras esperando por su presencia.