El ser que somos
digamos... casi humanos
no comprende el gran mensaje
y viaja con espurios equipajes
buscando lujos y la opulencia.
El ser no entiende aún
que, inexorable, arribará un día
en el que tendrá que rendir cuentas.
Ël vegeta sin temer, día tras día,
perjudicando a los demás
con su malhadada verba.
Pues se aparta del sendero
y se olvida de todo, de seguir la huella
de aquel que declamó , profundo,
desde un monte oscuro
y encendió cielo y estrellas.