Me considero una buena lectora, leo de 3 a 5 libros al mes, eso sin contar las revistas de las que tengo suscripción y los cuentos del sitio. Procuro no dejar un libro a medias, aunque no me guste, hago lo posible para terminarlo. Aún así, he dejado libros sin leer por razones ajenas a mí, o tal vez no ajenas, pero tan propias y profundas, que las desconozco. Hay veces que simplemente decido dejar de leerlo, porque sí, aún cuando estoy a punto de terminarlo; o se me pierde y no tengo interés de buscarlo, ya volverá; o aparece uno mejor. Cualquier parecido con la relaciones humanas, mera coincidencia.
Así como he dejado libros de forma extraña, han llegado a mí libros de forma inexplicable: en el librero de algun amigo, un libro parece que me llama, lo pido prestado y lo leo; o tal vez lo encuentro, me lo regalan; o ahí estaba pero jamás le había prestado atención. Generalmente esos libros que llegan a mí sin explicación son los que me atrapan, los llevo conmigo para abrirlos a la menor oportunidad; los llevo hasta la cocina, al baño, a las fiestas y reuniones familiares aburridas; pegados a mí hasta que llego a la última página, después, cuando los acabo, me siento vacía, como si mi libro me hubiera abandonado.
A veces los libros tienen más vida que un ser humano, parecen ser ellos los que eligen a los lectores y no al revés. Sólo así puedo explicar que siendo adicta a la lectura, en ocasiones no termine un libro.
* Hace unos meses se incendió la casa de unos amigos que tenían una impresionante biblioteca personal. Lograron salvar algunos de sus libros. Por alguna razón decidieron que estarían bien conmigo. Así que llegaron a mí 152 libros de golpe. Los he estado restaurando uno a uno, les compré un mueble especial, cuando termine de restaurarlos y acomodarlos comenzaré a leerlos. Muchas lecturas me esperan. |