En el Principio, el Primer Dios creó los cielos, la tierra y las aguas, y los pobló con dinosaurios y homínidos. Luego, en un jardín puso un árbol cuyo fruto permitía conocer la ciencia del Bien y del Mal; y en otro, puso un árbol cuyo fruto permitía obtener la Inmortalidad. Y el Primer Dios vio que su obra era buena.
Finalmente, el Primer Dios creó al Hombre, a su imagen y semejanza, para que señoreara en los dinosaurios y los homínidos. A su imagen y semejanza lo creó, pero algo salió mal. Porque el Primer Hombre no era bueno.
Y como el Primer Dios no le puso restricciones, el Primer Hombre probó del fruto del árbol del Bien y del Mal, y se volvió Omnisciente. Y el Primer Dios, que era bueno, le perdonó ese Primer Pecado Original. Y como el Primer Hombre sabía ahora dónde estaba el segundo jardín, se llegó a él y probó del fruto del árbol de la Inmortalidad. Y el Primer Dios ya no tuvo tiempo de juzgar al Primer Hombre.
Porque el Primer Hombre ahora era Omnisciente e Inmortal, como el Primer Dios; pero no era bueno. Y como el Primer Dios era bueno y amaba a su criatura, no se defendió cuando el Primer Hombre lo destronó. Una vez derrotado el Primer Dios, y privado de gran parte de su poder, el Primer Hombre lo desterró del Cielo y lo arrojó a los Infiernos. Desde entonces, el Primer Dios aborrece a su criatura.
Y el Primer Hombre se convirtió en el Segundo Dios.
Entonces, el Segundo Dios exterminó a los dinosaurios y a los homínidos, y dispersó sus osamentas por los confines de la tierra. Luego, el Segundo Dios pobló la tierra con mamíferos, los cielos con aves y las aguas con peces. Y el Segundo Dios vio que la forma en que había continuado la obra del Primer Dios, era buena.
Finalmente, el Segundo Dios creó al Segundo Primer Hombre, a su imagen y semejanza, para que señoreara en los animales de la tierra, las aves del cielo y los peces de las aguas. A su imagen y semejanza lo creó; pero no lo amaba, porque recordaba que ese fue el error del Primer Dios. Y para que nada saliera mal, de una costilla del Segundo Primer Hombre creó a la Primera Mujer, para que el Segundo Primer Hombre estuviera entretenido y no se rebelara contra él. Pero algo salió mal.
Porque el Segundo Dios olvidó que el Primer Dios, convertido ahora en el Primer Demonio, habitaba los Infiernos, y sabía de los árboles del Bien y del Mal y de la Inmortalidad. Para vengarse del Primer Hombre o Segundo Dios, el Primer Dios o Primer Demonio, convertido en serpiente por medio de los poderes que aún le quedaban, tentó a la Primera Mujer con el fruto del árbol del Bien y del Mal. Y si no tentó al Segundo Primer Hombre, fue porque el Segundo Primer Hombre no tenía ojos más que para la Primera Mujer.
Y la Primera Mujer le dio a probar al Segundo Primer Hombre del fruto del árbol del Bien y del Mal. Pero algo salió mal.
Porque el Segundo Dios se dio cuenta de que el Segundo Primer Hombre y la Primera Mujer conocían la ciencia del Bien y del Mal. Entonces, para que no se volvieran inmortales y la Historia se repitiera, los desterró muy lejos de los jardines. Y como el Segundo Dios no amaba a sus criaturas, no tuvo inconveniente en poner a un ángel con una espada de fuego para que resguardara los jardines. Y como castigo por ese Segundo Pecado Original, el Segundo Dios abandonó al Segundo Primer Hombre y a la Primera Mujer, y a su descendencia, a su suerte.
A partir de aquí, la historia es conocida.
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