Ni Uno Menos

La escuela ha de enseñar
a manipular las fuerzas
con que se ha de luchar
en la vida.

Las clases comenzaron oficialmente hace un mes, sin embargo hay directivos, maestros y padres de familia que consideran muy corto el periodo vacacional. Tal es el caso de la Escuela Primaria 14 de marzo de 1903 que al no querer enfrentar a la CFE para que cumplan con el mantenimiento de las instalaciones en dicha primaria, creyeron conveniente una mes más de vacaciones. Ojalá fuera el único caso de tan vergonzosa realidad

El filme que hoy nos ocupa no pretende ser un ejemplo de un mísero ideal, quizá sí de ganas e interés en el trabajo. Es divertido, a la joven maestra Wei Minzhi le ocurre exactamente lo contrario a lo que experimentan los maestros mexicanos; comienza con un desinterés total por el alumnado, sin ganas de pararse frente al grupo tratando de pasar la menor parte del tiempo en el aula y hasta que el más insoportable de sus estudiantes se va a la ciudad a trabajar para sostener a su familia, la maestra asume su obligado papel.

Por un momento estuve a punto de arrepentirme de todas las veces que he mencionado la etiqueta “oriental” al referirme al cine. La situación que plantea la película es la deserción escolar en un país que se dice “justo” solo para alumbrar la pantalla, pero donde el esclavismo se cambió de ropa para ser conocido como capitalismo ¿Dónde es esto, Venezuela, Chile, Corea, México, China? Puede ser en cualquiera, lo que me llevó a no arrepentirme fue la forma en que se “soluciona” el problema; solo al cine chino se le ocurriría mandar a una adolescente maestra a la hostil ciudad para recuperar al chamaco y poner a la televisión en el papel de la divina providencia.

En una provincia cercana a la ahora Beijing, Wei Minzhi de 13 años es impuesta ante un grupo de alumnos en la escuela del pueblo para sustituir al maestro titular. La joven no tiene mayor preparación que la del más avanzado de sus alumnos, lo que sí tiene y en gran medida, es necesidad. Antes de partir, el maestro le deja en claro que solo pagará los 50 yuans prometidos, si a su regreso encuentra el mismo número de niños que dejó, ni uno menos.

Si escribimos “escuela rural” en un buscador de imágenes, aparecerán fotografías de la sierra poblana, la Bolivia evomoralista (no es cierto, la Bolivia de todos los tiempos) y la china comunista. Con esto nos damos una idea de la situación en que se encuentra la construcción, cabe decir real, como muchos de los papeles representados por sus propios dueños.

Aunque la película tiene toda una personalidad no se puede dejar de ver los tintes ideo-políticos que manchan la propuesta. Hay escenas como la del día cívico en que los niños se niegan a comenzar clases sin antes izar la bandera y jurar morir por el legado de Mao, esto lejos de ser una crítica al régimen y su ambigüedad, otorga una inmerecida dignidad al gobierno e involucrados que sostienen esa farsa. La gran falla esta en que no sabemos si la intención era mostrar la buena cara del régimen o el deplorable resultado de un sistema condenado, incluso antes de la práctica, a su inexorable fracaso.

Es irresistible mencionar a los niños de la película. Están ahí por el mero accidente de vivir en la aldea donde se filmo la primera parte y es por la misma razón que sin su naturalidad no se podría contar la historia. Juntos aprenden y trabajan para juntar la exorbitante cantidad de dinero necesaria para el pasaje a la ciudad.

Durante la proyección no pude evitar trasladar la situación a alguna escuela mexicana, mexicalense con mayor precisión; trataba de imaginar a algún profesor sindicalizado yendo a buscar al niño que tiene una semana sin ir a clase o simplemente actuando frente al bajo rendimiento de sus alumnos, no pude menos que imaginarme otro plantón.

Baja California es uno de los estados más prósperos económicamente hablando y eso lo confirma cualquiera de las más de 130 maquiladoras que operan solo en la capital (lo que no necesariamente indica que la calidad de vida de la población sea la ideal). Pero Baja California es también uno de los estados con menor rendimiento escolar en todos los niveles educativos. Como la escuela primaria que menciono al principio, existen muchas más. Niños que cursan el último grado escolar no tienen habilidades matemáticas ni de redacción, no comprenden lo que leen ni forman un verdadero aprendizaje, están dirigidos por egresados mediocres que encontraron en el sistema educativo un cómodo sillón donde no se requiere más que un título como máximo requisito. Si a esto le sumamos la indiferencia de tantos y tantos padres de familia tenemos, como un ejemplo de resultado, una parte considerable de la matricula en nuestra máxima casa de estudios.

Continuando con el filme, una vez que la maestra llega a la ciudad, dar con el niño es una odisea; él nunca llegó a su destino, vagabundea por las calles ya sin esa sonrisa burlona que dirigía a su maestra, sin imaginar que al mismo tiempo ella atraviesa por las mismas dificultades sin mermar su firme voluntad.

Si nos olvidamos por completo del final sentimentaloide donde la televisión queda como rescatista de náufragos y nos quedamos solo con esa imagen final donde los gíses de colores harán que la felicidad sea posible en aquel lugar, podemos hacer de esta una película para recordar.

Not one less (Ni uno menos)
Dirección: Zhang Yimou.
Duración: 106 min.
China, 1999.