Bueno, te decía. Ah, estábamos en el bosque energético y se sentía una paz, una energía que no se podía creer. Mi negrito lindo sacaba fotos de los árboles y te juro que la armonía del lugar quedó plasmadísima, une belleza, Pili, tenés que ir. Decile a tu gordo que te lleve ahora en semana santa, que se porte, ¡si es un divino! Mi negri me llevó y la pasamos hermoso. No, Pili, te desubicás, no hubo nada de eso porque fue un viaje espiritual, fuimos a capturar esencias, a reencontrarnos con nosotros mismos, a conectarnos con la naturaleza. Cero carnalidad, ¿me seguís? El negri de golpe se me ponía cariñoso en la carpa y me decía "vení y enchufate con ésta" o "vení que con esta vela te ilumino por adentro", ay, es un loco aquel. Pero viste, yo le ponía los puntos. No soy de mezclar, si vamos a meditar, meditamos, después en casita lo atiendo como Dios manda, ¡si soy de fogosa yo! Ay, tarada, me hacés decir cada cosa, mirá. No, y eso, que lo pasamos genial. Y no te mostré la anguila que nos trajimos, es divina, ahí está. Me gustó porque tiene un no sé qué oriental, viste, que me viene muy bien con el resto de la deco. Ni hablar, muy zen, te transmite una energía de otro nivel y además como yo soy de acuario, tener animales acuáticos me viene de diez, mucha plenitud. No, sabés que mucho no es de moverse, eh, muy tranquilita por ahora. Ah, mirala, mirá cómo entienden todo los animales, eh, es fantástico, mirá cómo se está moviendo. Ah, pero si está como loca. Sí, se da cuenta de que hablamos de ella, Pili, las anguilas perciben, me lo dijo la señora que me la vendió. ¡Ay, no te puedo creer! El enchastre que me hizo, ay, no. Me tiró el Buda a la mierda, anguila del orto. Perdoname, Pilar, ayudame con esto, a ver. Teneme el cacho de Buda. Yo no sé cómo se las rebuscó para saltar de la pecera y tirarme esto, yo no sé. Justito al Buda fue, algo anda mal acá. Estaré loca, pero esta anguila es atea. Ayudame, Pili, agarrá ahí.
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