-Creo que la mayor decepción que he tenido en mi vida es ser yo mismo- dijo él mirando hacia el suelo repitiendo lo que tantas veces había pensado y jugando distraídamente con la arena que tenía entre sus pies.

Ella lo miró durante un rato y luego sonrió tiernamente.

Las primeras gotas de lluvia terminaron su largo recorrido estrellándose contra el infinito mar de arena que tenían bajo ellos.

-De dónde sacaste eso?

-Pues no sé… siempre lo he pensado, no la paso bien siendo yo… es como que se que hay algo mal en mi vida pero no sé qué y no sé dónde… y eso no me deja estar bien, siento que la gente no me quiere, por eso no me gusta ser yo mismo –y volvió su mirada a lo lejos con profunda tristeza– pero tampoco quiero ser como ellos.

-Pero yo te quiero, eso no vale?– le dijo ella mostrándole una pícara sonrisita.

Él la miró complacido dando gracias a la vida de tener por lo menos algo lindo en su vida.

-Yo a vos también, y claro que vale. Pero con vos es diferente… con vos todo siempre es diferente.

-Y eso te molesta? – preguntó sobrecogida.

-No… me encanta- y no tuvo la valentía de seguir mirándola a los ojos, así que se volvió hacia el horizonte concentrándose en lo más lejos que alcanzaba su mirada, de nuevo perdida.

Ella permaneció callada un rato pensando lo que esa frase significaba. Habían sido amigos por demasiado tiempo y eso nunca se lo había dicho, ni en ese tono. Ambos se quedaron en silencio sintiendo como nunca lo habían hecho, las gotas de lluvia que golpeaban cada vez con más fuerza contra sus cuerpos.

-Hasta esto es diferente con vos… -dijo él apartando el silencio- sentir la lluvia.

-Por qué?– preguntó sonriendo.

-Porque… pues... es que... nah... vos sabés, aunque nunca hemos hablado de eso... –y le devolvió la sonrisa, mirándola cariñosamente.

En realidad si lo sabía, ahora entendía perfectamente lo que él estaba sintiendo, como muchas otras veces. Sólo quería escucharlo. Ella siempre sabía lo que él sentía, lo conocía demasiado, para ventaja o desventaja de él…

En ese momento sólo una cosa pasaba por su cabeza. Lo abrazó y le dijo al oído:

-Creo firmemente que la mejor cosa que ha sucedido en la vida es que seas... tan vos!

Y por fin logró sacarle una sonora carcajada... empapados de lluvia.