Sé que por esta noche
el mundo partirá lejos
y no volverá hasta mañana
con el amanecer.

Habrán dos mil estrellas
que se irán alejando
con todo el mundo.

No seré carne ni espíritu.
Espíritu en mis huesos tampoco.
Quizás sangre en mis sentimientos.

Dos mil estrellas mirarán
como una piedra se ha dormido.

(Una hoja se ha visto soñando
prendida de una rama sin más hojas,
sin embargo frondoso era el follaje
y mil hojas más tenían su color).

Puede que sea hoja,
puedo ser tal vez una piedra.
Y hay cientos de hojas
y miles de rocas.

No culminará mi obra
con el partir del mundo
y el amanecer me mirará mañana.

Ya no quiero que por esta noche
de mis ojos fluya el agua,
ni que se cubran de rocío mis piedras,
quedando mis manos opacas
con el corazón palpitando aprisa.

Que no sangren mis uñas,
ni mis dedos busquen mis ojos,
para extraer la mirada lejana
perdida entre la niebla y el sol,
buscando un horizonte de vidrio.

Juntaré los párpados
y ya no existiré más
hasta el amanecer próximo.

Quizás llegue a ser otro,
Pero sólo por esta noche,
lejos del mundo y de las hojas.

Voy a morir una eternidad
y volveré para recordarme ahora,
cuando las hojas se estén secando
y cuando las piedras se quiten el rocío,
si es que sale para mí el sol.
06.06.77