No.
No lo sabía,
sólo hasta hoy
que he pisoteado las calles
en la agonía ritual de la tarde.
Sólo hasta hoy,
cuando el cielo nostálgico,
con su pálido rostro azul
se despedía de mí
para escapar de la noche,
sólo hasta hoy,
cuando el aire tibio del crepúsculo
se enfrió en mi piel...
...Entonces lo comprendí:
¡Yo también muero todos los días!
Texto agregado el 30-03-2010, y leído por 176
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