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Valparaíso.

“Pequeños mundos de Valparaíso, abandonados, sin razón y sin tiempo, como cajones que alguna vez quedaron en el fondo de una bodega y que nadie más reclamó, y no sabe de dónde vinieron, ni se saldrán jamás de sus límites”

De “El Vagabundo de Valparaíso”, del libro "Confieso que he vivido”. Pablo Neruda.



Valparaíso es una ciudad mágica donde el tiempo funciona de manera discontinua. En algunos sectores está detenido como en una pintura de cualquier artista portuario y en otros se acelera en un ritmo vertiginoso de trenes, ómnibus o autos con importantes senadores en su interior. La ciudad es un puerto y una city y barriadas y avenidas y ascensores que gravitan sobre el mar ganándoles espacio al cerro. La geografía no parece haber cedido nada a cambio y por el contrario a veces se tiene la sensación de que en cualquier momento se sacudirá de encima todo el entramado de ciudad y volverá a ser virgen.

El espacio también tiene lo suyo en esta curiosidad urbana y también se estructura de otra manera ante los ojos de quienes han nacido en el llano y todo lo medimos en ancho y largo. Afrontar este espacio “tridimensional” en el cabal sentido que esto significa, es una experiencia nueva y sobrecogedora.

La ciudad parece haber crecido fuera de los parámetros que rigieron a otras de su época, porque el paisaje le imprimió sus condicionantes y ningún esquema previo pudo sujetarla. Triunfó el relieve sobre cualquier modelo; la razón práctica sobre la pura y fracasó la Ley de Indias en un entorno tan especial. La cuadrícula racional se sometió a los cerros. Aún en el sitio fundacional, la Iglesia Matriz está encaramada en una terraza, confinada por los edificios comunes y exhibiendo su atrio escalonado.
Quizá el puerto es el más sensato en su ubicación, porque por estar en el límite entre dos universos no sufre los rigores del cerro, se apoya en lo llano y disfruta de la profundidad del mar.
En este paisaje urbano no hay perspectivas horizontales profundas, ni fondos escénicos monumentales salvo el propio cerro urbanizado.

El poco espacio plano disponible está ocupado por algunos edificios bancarios, el congreso del país, el barrio comercial y los edificios portuarios; inmediatamente después de este plano exiguo, la horizontal de la razón se quiebra y empieza la otra ciudad, donde ya no hay bancos ni congresos ni avenidas. Un infinito dédalo de casas, calles y escaleras trepa hacia lo alto, violando todas las leyes de la razón que quedó abajo junto al mar y sus devaneos.

En este mundo lejos del ruido del mundo plano, la ciudad se despieza en su tercera dimensión de manera asombrosa. La altura se hace dominante y la sensación de colgar sobre el vacío es una constante aprovechada permanentemente por los constructores. La significación del espacio es por porciones pequeñas y acotadas, por rincones, terracitas o calles cortas que serpentean y confluyen en el Paseo Atkinson o el Ascensor El Peral. La ciudad tiene una unidad genética indiscutible donde todo parece ser parte del mismo organismo.

Arriba, a medida que más se sube, el tiempo retrocede década a década y el paisaje urbano se transforma en cada curva. Las calles se hacen inútiles y sólo las escaleras continúan trepando cerro arriba donde el silencio se hace definitivo. Los pasos de la gente marcan el tiempo que transcurre y el sol se resbala hacia el oeste por los muros de chapa y madera. Detrás, siempre recordando su presencia, el mar se eleva con el observador.

Vista mientras se asciende, como una imagen cubista, la ciudad se materializa en miles de edificios sobrepuestos como cristales de geometría regular; cada uno con un color distinto. Ya en las alturas, venciendo el vértigo que produce el puente del Mirador Polanco, la imagen cubista se aplana en un mosaico de herrumbre. Si Florencia se extiende cubierta por su velo de tejas, Valparaíso lo hace con uno de escamas de óxido.

En este lugar tan remoto donde el espacio se manifiesta en ancho, largo y alto, no existen las islas del primer mundo, aquí arriba se está en el verdadero tercer mundo del que nunca se ha salido.

El mundo moderno y el posmoderno, sus conflictos existenciales y sus luchas de imposición de modelos han quedado postergados a nivel del mar. Este mundo quieto y atemporal se resuelve en pequeñas habitaciones con ventanas curiosas que nunca pierden la vista de la bahía y escaleras discretas que compiten con las callejas angostas. La austeridad emociona y cada interior recortado por las ventanas, muestra como en un cuadro de Van Gogh, un par de sillas, una mesa y un ramito de flores sobre ella; como confirmación de un tema eterno en la pintura contemporánea y una realidad superior a cualquier cuadro de autor.

La escala de esas casas sin autor contradice al ojo observador y se tiene la sensación de una escenografía teatral por la que se camina. Algo no concuerda con lo siempre visto, ésta, es una ciudad distinta. Quien se atreva a tocarla, más que una tarea de construcción podrá contentarse con la de una restauración, donde apenas podrá ser responsable de no cambiar nada de no alterar la calma perfecta.

Vuelvo a Valparaíso cada vez que puedo, extraño su olor, su color, los ruidos de su cuerpo reposando entre los cerros. Vuelvo a visitar a un viejo amor que no advierte mis pasos. Las ciudades se conocen porque se las visita o porque se ha nacido en ellas, algunas se abren como flores ingenuas al caminante, otras se resisten al andar y abrirse camino por ellas se hace una experiencia inolvidable.

Texto agregado el 30-03-2010, y leído por 330 visitantes. (11 votos)


Lectores Opinan
07-06-2011 Bello Valparaiso, que viaja en la voz del extranjero como una cometa que lleva un pedacito de mi patria... más allá de las fronteras. Gracias.***** girouette
27-04-2011 Lo único buena de tu "ensayo" es Valparaíso...1* LACANIANO
03-05-2010 Estupendo relato,un placer haberlo leido.Que ganas de pasear por alli,gracias ****** shosha
12-04-2010 Que hermosa desripción llena de detalles, en serio es una de las mejores cosas que te leí como dice agu, la verdad que fue un lindo viaje a Valparaiso que nos hiciste recorrer con este texto tan bien logrado****** silvimar-
06-04-2010 :) un placer total estimado. harryhaller
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