Que nació, y al así
hacer no era otra cosa
que todo juego.
Tenía brazos de ternura
se resistía a crecer
y a ser algo más.
Érase una vez un amor:
Que llegó para quedarse
ser adorado y loado
por dos seres de rumbos
lejanos y destinos cruzados
con caminos sembrados
de rosas y narcisos.
Érase una vez un amor:
Que navegaba sin bandera,
brin y voz. No sabía de
donde venía ni a dónde iba
Estos eran dos seres:
Que ya se conocían
que ya se querían
eran seres que turbaban
las miradas al horizonte
y más allá, más allá donde
todo es plausible
allá donde justo inicia
y termina la arcada multicolor.
Texto agregado el 29-03-2010, y leído por 214
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Lectores Opinan
29-03-2010
Bello pero muy triste cargado de evocaciones, maravillo como plasma tu ideas***** odalys
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