Trazo profundo de retina viva.
Policromía intensa de negro tierra.
Se desliza suave como azul que flota en el mar.
Profundo y celestial.
Sudor dulce de caña, roja azúcar, amarga la mar.
Vista aferrada al camino y disuelta al pasar.
Suspiros abrazados por lazos, en Roque deseo,
Ilusiones, esperanzas, nada.
Aplatanado y fibroso en ponchera de Kilova,
Lagrima cebollita en casa de Vailma.
Órbita pasada, guía hacia un confuso, oscuro,
Inmortal mercado de plátanos, sacrificios y especias.
Cumplen años las sombras de un pueblo transeúnte,
El llanto las celebra, gracias a tu óleo cuajado,
Ruidoso silencio lleno de merengue, bachata,
Pueblo y ron.
Pasaste por tu lienzo arrastrando un deseo, un sueño,
Un camino, un no estar…
Trazo a trazo tu lienzo arguyó la vitilla de los no hombres,
El presidente dominó del colmadon,
El alucinante vertedero de sueños disfrazado de lotería.
El gris y frío caparazón de block de esas familias.
Las casas moribundas de un barrio ya olvidado.
Las vidas no importantes, los nombres bien borrados.
El humo anaranjado de un ingenio negro.
El negro que pasa y no sabe que pasa.
El mismo mar de latas atestado de infierno.
En tu retina quedó un profundo, terco y difícil,
Aunque bienamado camino de no acabar.
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