Sólo quería autoinmolarse, vivir vertiginosamente a través de la senda de absenta del siglo xxi, disfrutar en sus venas de ríos de ketaminas, cristales, opiáceos, rulas, hongos, colas, coños con cresta, tripis, hongos, cocas, y sin embargo aquel psiquiatra del seguro le soltaba palabras como puñales, te tomas esta pastillita amarillita a las nueve de la mañanita, con agüita o zumito y recuerda, nada de cafetito, no vaya a ser que te excites demasiado, ya debes ir sabiendo que eres una amenaza para la sociedad, tan sincero que da vergüenza oirte, venga pide cita para de aquí a tres años y cierra la puerta al salir, que corre aire.
En ese mismo momento aquel mandamás del imperio firmaba un decreto de expansión de bases militares por países cercanos cual corrida en cara de becaria trepa mientras no quitaba ojo al culo de su asesora de gabinete. |