Mi ambigua doncella, enciende una hoguera de hielo
Y deja fluir tu sangre por el cauce de las venas de Eros
Libera con espasmos un torrente goce inmoral
Y hazlo mortal con aroma y cenizas de incienso

Ahora que te beso, el infierno es nuestro cielo
Corazones arden en un lecho y tu cuerpo es el templo de la vida
Encarnando una sublime melodía donde la nostalgia
es lóbrego fundamento del momento más eterno

Coleccionando lagunas en esta pesadumbre nocturna,
asistimos juntos a los días más soleados, como dos augurios de lluvia
Seré yo el instante de tu inocente fantasía
y tu eternidad desnuda en el lecho del pecado

Que es roja ausencia,
Que es océano azul en esta noche negra mi doncella
Cuando mis manos ancladas están a la flor de tus piernas
(Beber de tu fruto y caer en un éxtasis profundo)
Donde soledad es orgasmo de la muerte más etérea

Ahora que partiste navegando por el alba
No te olvides de mi ausencia tangible
Y la quimera de un encuentro con la nada

Bajo el agua donde el cielo nos consuma,
En alquímico fornicar de tiernas sombras
Proyectados bajo luz de intensa luna
En la danza más mundana de las hadas