No es un texto autobiográfico ni mucho menos, simplemente me imaginé cómo pensaría un fantasma, cómo viviría a día de hoy...




Y como ya viene siendo por costumbre cada año, vuelve el verano, y se presenta de nuevo ante nuestra mirada con su voluminoso vestido imperial, acompañado del sol como guardaespaldas y de la noche como amante, además del polen, el cabello de ángel, el hachís... Bueno, aunque a decir verdad esos acompañantes, esa comitiva, también está
presente durante el resto del año, si bien es cierto en mucha menor medida.
Y en el verano algunas veces salgo de casa y por las noches entro en las fotos de la gente, saludo a desconocidos amablemente y en paredes de bares de copas nocturnos apago cigarrillos mientras descaradamente observo a las camareras que siguen indiferentes a mi existencia...
Y en verano sigo derramando los pensamientos en el vestido de alguna compañera, fugaz amor eterno de una noche, y entro en las reuniones que mantienen los skin heads antes de decidir que ruta tomarán esa misma noche para apalear al pobre hombre o mujer que se cruce en su camino para gritarles ¡eh, dejarlo ya!.
Pero ellos siguen planeando su vida normal indiferentes a mi existencia... Y yo sigo navegando en solitario por la ciudad buscando otro fantasma con el que hablar...