Almas comprimidas en cuerpos enfrentados al dolor y la limitación, agitándose en silencio, vedadas, dependiendo de seres con mirada de cristal, que a veces dejan escapar algún destello de esa vida que aquí salpica tan poco..., mientras el reloj marca inútiles las horas de las que no suele esperarse nada...
Refugios temblorosos y cárceles sin vida, espejos del mañana y nuevos horizontes, miedos y frustraciones sacándote los dientes..., la verdad, en definitiva, que siempre reaparece.
Cuerpos..., ¡pobres amasijos de dolor sin voluntad!
Almas..., ¡pobres prisioneras en vida de tal cárcel!
Vida..., laberinto de la mente luchando por el incierto sentido, que acaba dejando paso a la mirada, limpia y cristalina, y sin forma..., del alma.
(13/06/04) |