Voy a la deriva por la mar.
Siento el agua fría que rebota en mi frente
como un látigo lacerante.
Las aguas se agitan cada vez más, pero eso no me
impide ver los sucesos que acontecen en el horizonte.
Tierras que se desplazan hacia los mares, barcos undiéndose con el estrépito de las muertes de muchos seres vivos.

Cuerpos flotan en el agua, y junto con ellos sus pertenencias.
Ya no soporto más las olas que me sacuden de un lado para otro.
Veo destellos de luces en la lontanaza y muchas gargantas gritando.
La orilla esta cercana, ya casi la alcanzo.

Un anciano extranjero
me ayuda con sus trémulas manos, mientras otros empujan.
Logro llegar a la orilla exhausto, más bien desfalleciente.
De pronto todo se torna oscuro en la costa y en la mar.
Todos estan a la deriva y yo ya estoy en la orilla respirando.
Todo a terminado.
Duermo casi por obligación. Húmedo, tiritando.