Era la primera vez que tocaba en un escenario, no era más que un bar de mala muerte, sin embargo estaba muy emocionado y a la vez nervioso, solo una guitarra acústica y yo, el blues sonaría toda la noche.
Llegó mi turno, al salir vi a toda esa gente, no me agradaban del todo, si a alguno me lo encontrara en un callejón de seguro me robaría, el olor a alcohol inundaba el lugar, de seguro ya no podían siquiera sostener sus botellas; inicié a tocar unas viejas canciones tranquilas, se tornaban indiferentes pero por lo menos no me arrojaban sus botellas.
Después de algunas canciones me animé a tomar un trago, acerqué la botella a mis labios y justo cuando sentí el frío liquido tocar mi boca alguien entró, una mujer muy bella, por un momento me ahogué y tosí un poco, después de beber toda la botella retomé mi lugar, era hora de poner más ambiente, inicié a tocar unas canciones más aceleradas hasta llegar a un rock and roll, estaba muy concentrado en lo mío cuando crucé miradas con ella, me veía muy fijamente, me puse algo nervioso al ver que se acercaba a las mesas de adelante, hasta que quedó a no más de tres lugares de donde yo estaba, al terminar la canción que tocaba, me decidí a tocar algo para ella, ojalá se dé cuenta…
Era un blues muy romántico y lento, no dejaba de mirarla, no dejaba de mirarme, se sonrojó un poco y soltaba pequeñas risas, en toda la noche no había puesto tanto sentimiento en una canción, lástima que fuera la penúltima de la noche. Era tiempo de la última canción, pues alguien más tocaría así que decidí brindar con el público, la mayoría se seguía tornando indiferente, cuando noté que aquella que había captado tanto mi atención no tenía algo de beber, se me hizo muy extraño, así que al mesero que me atendía le pedí discretamente que le llevara un trago y le dijera que yo se lo mandaba.
Cuando iba a tocar el primer acorde hice lo que jamás debí haber hecho, levanté mi trago en señal de brindis con ella, pero ya no estaba sola, un sujeto bastante enojado me veía con odio, estaba levantado junto a su mesa, la mujer le gritó algo, no pude entender que fue, ya que un sonido ensordecedor estremeció a todo el bar, después solo escuche madera crujir, el brazo de mi guitarra se partió en dos y caí al suelo… nunca más podré escuchar el blues…
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