La salsa se escuchaba en su esplendor con las Inca kolas al viento. Dos chicas exuberantes movían sus caderas en el escenario, una de ellas era el objetivo de José Camargo. La mezcla de livianez de ropa con su sensualidad le obligaron a mirarla y cruzar sus ojos con los de ella como chispazo. Después del show se acercó. -Su nombre-preguntó él, cortésmente y ella enrojeció. –Paloma-respondió aún más ruborizada.-Está detenida por residencia ilegal, señorita- agregó él. Se la llevó y triste comprendió que no había sido amor a primera vista.