Pedazitos de mi mente volando en barquitos de papel, adornados de frambuesa y anìs, se perdìan a lo lejos, volaban lentamente, sin prisa, uno tras otro, como fichas de dominò. Algunos se estancaban en los lagos de pintura, algunos otros no resistian la ventisca y se estrellaban contra los arboles de plastilina, y el resto , seguia su camino sin rumbo ni obstrucciòn.

La base de salida de aquellos barquillos voladores se vaciaba segundo a segundo, dejando nada mas que paredes blancas de gel aguado y una que otra ventanilla minùscula de almidòn.
Al caer la media noche, una de las paredes se desprendiò, y aquel lugar comenzò a llenarse con un lìquido espeso , amargo y oscuro que provenia de un pantàno no muy lejano, pronto comenzaron a brotar bacterias, lagartos , renacuajos y malesa a los costados; Las paredes que charlaban a menudo decìan creer que cierto dia el rumbo del viento regresaria al norte y todo aquello que les fuè arrebatado regresaria, en cambio las escobas suponìan que eso no eran mas que tonterìas, creeian que habìa que comenzar la limpieza lo antes posible y restaurar la base, para que algùn dìa siguiera funcionando , para que siguiera siendo el centro de despegue de todo tipo de barcos.
Esta enrredosa situacion comenzò a crear conflicto con los que ahì habitaban, lo cual creo una batalla, las escobas y las paredes lucharìan por su creencias.

El dia de la pelea llegò, y dos segundos antes de que dispararan con la pìstola al cielo, una oruga de 2 cabezaz pidio que le prestasen atenciòn a sus palabras, todos un poco desorbitados accedieron, y la oruga empezò a hablar ...