Muérdeme, que me gusta sentirme tuya en el momento en que con tus manos empiezan
a recorrer mi cintura, en ese instante comenzamos una nueva función a punto “de”.
Me besas, me acaricias y me tomas las mejillas al compás de tus besos que en cada segundo que pasa aumenta un grado de la temperatura de nuestros cuerpos como si fueran una mañana que a las 3 de la tarde esta en su punto preciso de calentura que te va quemando,
(la cosa es que este va quemando otra ; cosa desde las neuronas al sexo descontrolado)
Sigues con tus manos tibias recorriendo mis curvas hasta llegar a mis muslos, esos que te tientan y comienzas a presionarlos-acariciarlos, tu respiración se vuelve mas agitada y comienzas a jadear lentamente, disfrutándolo.
Tus labios comienzan a presionar fuerte los míos, cada vez mas, tus manos al presionar hacen que choquen nuestros sexos sobre la ropa que con tantas ganas deseas ir sacando en ese momento y solo para tentar y no tentarte a la vez me muerdes, me tocas, me dices que me quieres hacer el amor, y me muerdes de nuevo, sigues presionando fuerte para que los sexos se tienten como tu boca mordiendo a la mía.
Aunque me duele un poco cuando lo haces, es como si marcaras tu territorio:”esta es mi boca”, dejando una marca invisible de tus dientes en ellos, con saliva, con ganas de hacérmelo una vez más.
Muérdeme que me gusta sentirme tuya. Que me dices que te encanta por que te calienta demasiado, para completar el momento: metes tu mano en mis medias por delante, acaricias con tus dedos los puntos exactos, me muerdes de nuevo y cuando comienzas a bajar mis medias, yo te digo:
“Dejémoslo para el sábado”
Me sonríes como cómplice de nuestras acciones y me vuelves a besar:
“Esta bien”.

Muérdeme hasta un día hacerme sangrar los labios y combinarlos con tu saliva que es solo mía, que este es tu territorio con sangre y sexo lleno de pasión y complicidad de placer infinito.

Muérdeme, y háceme sentir tuya, de aquí que un día podríamos hacerlo también por la vía Láctea.