Ella de unos sueños despierta
El sentado, piensa hoy,
Como un amanecer
Los ansia condenar,
Calles convertidas en laberintos
De donde tendrán que escapar,
Recuerdos reos de huir
Obligados a cargar un vació;
Sin recuerdos ni razón
Atormentados por viejas ironías sin razón,
Pierden el corazón,
Pierden su amor,
Perdiéndose a la vez todo el color.
Condenados por ser de carne y hueso,
Condenados a llevar sus karmas,
Siendo almas que se ahogan de amor
Rodeados por lágrimas del ayer,
y esperados por un amargo destino.
Ahora ningún parque
Conserva su esplendor,
Su ecología esta muerta por indignación.
El sol se marcha sin brillar
Ocultando cada haz de luz,
Sin ningún miedo.
Puede ser, corran solos en las calles
Encontrando pensiones
Donde caen rendidos.
Por disturbios de cada silencio,
Confiando en almas
Que deambulan entre cuartos
Sin ninguna señal.
Perdidas entre sus caos,
Vuelven a ser arrastrados
Por estigmas de repugnantes alegrías;
Cuadros y luces color carmín
Los hacen sumergirse entre sus deseos,
No meditan por los actos,
Sus manos se entrelazan por sus miedos
y los cuerpos desnudos
Nunca más pertenecen
A los hogares habituales.
No hubo gritos, ni llantos,
Entre el color perdido,
No habrá preguntas, ni respuestas,
Una vez sus pieles, dejen de sudar
Creen hallar la calma.
Y afuera los espera su condena
No hay pecado, ni diablos
No hay daño, ni consecuencias
Y sus labios esperan decir...
La condena a medianoche terminara
Volviendo a recuperar su amor,
Volviendo a ser los días,
Igual que antes.
Sin que vuelvan a escapar
Lejos de esta sociedad,
Y no mancillen más su realidad...