La mujer de unos 30 años, estaba parada en la esquina.
Ya estaba por terminar su jornada, sólo pensaba en quitarse la poca ropa que cubría su bastante bien formado cuerpo, tomar una buena ducha e ir a la cama.
Saca un cigarro y está pronta a encenderlo cuando se aproxima un coche, el gesto de fastidio de la mujer es notado por el tipo que va adentro pero éste igual acerca el coche lentamente a la acera y sin apagar el motor la mira.
La mujer se inclina sobre la ventanilla, como hace siempre, su gesto es maquinal.
Pese a que aún está oscuro en ese amanecer invernal, el hombre nota los pechos bien formados de la mujer que quedan al alcance de su vista cuando esta se inclina,
-cariño, te ofrezco un completo?- le dice la prostituta y comienza a darle los precios por los distintos servicios, para hacer corta la cuestión.
El hombre la mira y con voz ronca le pregunta – y con orgasmo incluido cuánto cobrás?-
Ella lo mira, “lo único que me falta”- piensa – “un pirado…”
-Lo siento, si tienes orgasmos o no ése es tu problema- dice finalmente.
-Qué hacemos?- lo apura.
El hombre con la vista al frente, se vuelve hacía ella y le dice – el orgasmo es para ti-.
-Ah bueno!, confirmado, éste tipo está loco- susurra la mujer sin poder evitarlo.
-Los precios son los que te dije, si te sirve vamos, sino la terminamos acá que tengo que seguir trabajando- ya no puede disimular su molestia, el asco que el tipo le está inspirando comienza a hacerse patente.
-ok, dice el tipo-vamos-.
Ella se sube al coche y comienza a llevar su mano hacía la bragueta del hombre pero este la detiene –No, acá no, vamos a otro sitio-.
La mujer ya no disimula que la situación le molesta,
-puedo fumar al menos, mientras llegamos?- dice,
-Seguro, no hay problema-, le responde el hombre.
Entonces, ésta enciende el cigarrillo que estaba por fumarse cuando el tipo llegó a su acera y se lo fuma mirando por la ventanilla.
El recorrido es corto, paran frente a un hotelucho de mala muerte, de los que abundan por los alrededores de la zona donde hace el yiro la mujer.
Luego de pagar en recepción y de tomar la llave que le dan, el hombre se dirige por el pasillo hacía el cuarto alquilado.
La mujer lo sigue, ya se está aburriendo y sólo quiere hacer su trabajo y largarse de ahí.
El tipo abre la puerta y le permite el paso, luego ingresa detrás de ella.
La prostituta comienza a sacarse lo que lleva encima, él se acerca y le ofrece unas toallitas húmedas, cortesía de la casa, -quiero que te saques el maquillaje-, le ordena.
A esta altura la mujer está a punto de agarrarlo a golpes y volarse de allí, pero en vez de eso se da media vuelta y se dirige al baño.
El tipo la mira irse, el culo de la mujer es perfecto y ya siente que comienza a excitarse.
Cuando esta sale del baño el hombre ya sin ropa la espera de pie, nota su excitación, lo mira de arriba abajo.
A pesar de que ya es una costumbre en ella sentir asco por todos los tipos con los que ha estado, no puede dejar de reconocer que este tipo en particular es bien parecido y está muy bien dotado.
Se acerca pronta a agacharse para hacerle un oral pero él la detiene, tomándola del cabello suavemente la levanta y la apreta contra sí.
El asco de la mujer se acrecienta y mirando para otro lado se deja sobar, sólo espera que el tipo se apure.
Mientras la retiene contra él haciéndole sentir su miembro, que cada vez está más duro, ella siente el olor de la piel del hombre.
Esta acostumbrada a que la mayoría de sus clientes huelen mal o porque son demasiado viejos o porque son tipos que vienen directamente de sus faenas y ni siquiera se molestan en ducharse para montarla, pero en este caso no puede negar que éste tipo tiene buen olor.
Mientras piensa eso, siente el susurro del tipo en su oído, - te voy a hacer gozar como nunca en tu vida…-
Ya es el colmo, separa su cuerpo del hombre y cuando le iba a decir unas cuantas éste la da vuelta bruscamente y la apreta contra la pared mientras apoya todo su cuerpo contra el cuerpo de ella.
Espera que el tipo la penetre por detrás y haga lo suyo, ella lo único que quiere es irse.
En lugar de eso el tipo se sigue refregando contra el cuerpo desnudo de la prostituta, está cada vez más duro y comienza a acariciarle las nalgas, la cintura, hasta la llegar a sus senos.
“Este tipo está loco”- piensa ella, ya cada vez más enojada, sin saber porqué estaba permitiendo eso en lugar de agarrar sus cosas y marcharse de ahí de una buena vez.
El tipo le sigue acariciando los pechos, juega con sus pezones, sus manos bajan a su sexo y comienza a hurgar como buscando algo.
-Maldición-dice la mujer enojada.
-Shhhh…-le dice el tipo al oído, mientras comienza a pasarle la lengua por el contorno de su oreja.
La mujer se siente indefensa, nota que se está excitando y eso no está permitido en su profesión, al menos ella no se lo permite.
Sus pezones se han puesto duros y sus genitales le están empezando a doler, resignada siente como se está mojando, -basta!-susurra, -debo irme, la hora está por terminar…-, el deseo le está cortando la voz y siente miedo…
Por su parte, el tipo luego de besarla y pasarle la lengua por orejas y cuello, luego de tocarla para incrementar la excitación y el deseo al punto máximo, le toma la mano y la lleva a la cama.
La prostituta lo mira, no entiende lo que está sucediendo, es la primera vez que se siente tan mujer y tan deseada.
El hombre queda tendido boca arriba al punto máximo de su excitación y se dirige a ella, -haz tu trabajo- le ordena y le entrega un preservativo para que lo coloque en su miembro.
Ella se monta sobre él, a pesar de la rabia que siente por dentro comienza a experimentar un profundo placer cuando siente el miembro rígido del tipo entrando en ella.
Es tanta su rabia contra el hombre que el vaivén de su cuerpo se torna salvaje, como queriendo lastimar al adversario, pero en lugar de ello siente en el silencio de la habitación sus propios gemidos uniéndose a los gemidos del hombre.
“Dios, esto no me puede estar pasando”, aún pensando eso no se detiene, nota como se moja cada vez más y como su deseo se vuelve más intenso.
El hombre la mira, la desea desde hace mucho tiempo, pero ella no lo sabe, su excitación crece al verla a ella sobre él gozando tanto.
Le acaricia las nalgas, la cintura y vuelve a esos pechos que tanto le gustan, la mujer abre sus ojos sin dejar de moverse y siente que algo le explota dentro, ya no puede controlar sus gemidos, que van en aumento.
Ella no sabe lo que es un orgasmo, nunca en su vida lo ha experimentado pero supone que está ante uno y muy potente y siente como si se le desbordara una catarata, algo caliente por su vientre.
Al fin, queda tendida sobre el hombre, ahora no quiere pensar sólo quiere dejarse llevar.
Luego de unos minutos, se incorpora y se comienza a vestir sin decir palabra, en tanto él va hacía el baño, con el preservativo en la mano, se higieniza y vuelve con una sonrisa burlona en sus labios.
Para ese entonces ya había terminado de amanecer y ella podía observarlo bien, era el tipo más interesante que nunca había conocido, tendría unos 45 años, el único que en tantos años de ejercer la profesión la había apartado de su rutina.
No quería mirarlo a los ojos, no quería dejarle saber que todo lo que había experimentado con él era nuevo para ella.
Estaba a punto de irse cuando él, con el dinero en la mano, la sujeta del brazo al momento que ella va a coger el dinero y le dice al oído –te dije que ibas a tener un orgasmo y sé que has tenido el mejor y el único hasta ahora…-
Ella toma rápidamente el dinero y cuando está a punto de salir el hombre le dice – a partir de ahora nos encontraremos acá, yo voy a ser tu único cliente, yo voy a darte el dinero que necesitas, yo te voy a dar los orgasmos…-
Ella, de espalda a él y con la mano en el picaporte, sonríe y abriendo la puerta se marcha dejándolo dentro de la habitación.
FIN
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